Andalucía
Griñán admite divergencias con Díaz
Dice que impuso su criterio en la confección de las listas para el 25 de marzo. Niega que exista un distanciamiento que desde el PSOE afirman
SEVILLA– «Es verdad que ella –la secretaria de Organización del PSOE-A, Susana Díaz– pudo tener un punto de vista y yo otro y ha prevalecido el mío», afirmó ayer José Antonio Griñán en una entrevista en Canal Sur Televisión y añadió: «Cuando yo dije que en determinadas listas quería a determinadas personas, Díaz fue la que defendió que estuvieran esas personas, fue la que lo llevó a la Comisión Regional de Listas».
Se refería a la confección de las candidaturas socialistas a las próximas elecciones autonómicas del 25 de marzo, que se ha producido bajo el mismo sello que las listas de delegados regionales al 38 Congreso de la formación: la polémica.
El secretario general de los socialistas andaluces y presidente de la Junta admitió que en los listados cerrados faltan nombres de personas que le hubiera gustado que formaran parte de las candidaturas. ¿Por qué no están? Porque, según dijo en la televisión pública autonómica, no puede poner «a todo el mundo» y los imbricados intereses provinciales son difíciles de sortear.
Ya había admitido errores y ayer, volvió a hacer autocrítica: los socialistas han hecho «muy mal» en airear asuntos de «poder interno». «El poder es obsceno –defendió– y hacer alardes de quien lo tiene o de cómo nos peleamos, a la sociedad no le gusta». Con todo, y en relación a su «número dos», Susana Díaz, negó que existiera un distanciamiento entre ambos. Sin embargo, fuentes del PSOE aseguran que «sí lo hay, aunque no pueden evidenciarlo por el momento preelectoral». Las tensiones vividas con la elaboración de las listas electorales, la cuestionable gestión de la apuesta del PSOE-A en el congreso y el «rechazo» que provoca Díaz en «multitud de círculos del partido» podrían haber hecho que Griñán haya decidido coger las riendas por fin como secretario general. Cargos socialistas del ala veterana de la formación han advertido a lo largo de este último mes de que «gente del círculo de confianza de Griñán tenía la vista puesta en el día 26 de marzo y han movido hilos dando por hecho que las elecciones se van a perder». Ahora es el secretario general quien ha movido ficha y Díaz ya no tendría carta blanca para «maniobrar a su antojo como ha estado haciendo», según las mismas fuentes, y pese a que el propio Griñán defienda en público que ha sido su brazo ejecutor. Al final sólo él será el responsable último de lo que suceda el 25 de marzo, con unas listas con las presencias y ausencias que, según dice, ha querido.
Desde la cúpula de la dirección federal miran hacia Andalucía y «dejan hacer» para evitar que culpen a Alfredo Pérez Rubalcaba del mandato de las urnas, explican fuentes próximas al líder del PSOE. Y lo hacen con un temor: la pérdida del último bastión.
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