Francia

Porque ya no lo valgo

Un juez incapacita a la heredera de L'Oréal y su hija gestionará su fortuna

Liliane Bettencourt, junto a su única hija, Françoise
Liliane Bettencourt, junto a su única hija, Françoiselarazon

Es la segunda mujer más rica del mundo y ocupa el decimoquinto lugar entre las mayores fortunas del universo. Su patrimonio es el tercero más importante de Francia y se calcula que asciende a 23.500 millones de dólares (más de 16.000 millones de euros). Es la heredera del imperio L'Oréal y una de las mayores accionistas del holding (posee un 30% del total). Al menos, ostentaba todos estos títulos hasta ayer, día en el que una juez de Courbevoie ha dictaminado que Liliane Bettencourt, de 88 años, quede bajo la tutela de su nieto mayor, Jean-Victor Meyers, y que su fortuna y sus bienes pasen a ser gestionados por su única hija, Françoise, y los dos de ésta.

Aún no se sabe si la millonaria cumplirá su promesa de abandonar el país, tal y como confesó en una entrevista al «Journal du Dimanche», pero sus representantes legales ya han comunicado que recurrirán la decisión de la juez. «No tenemos otra elección que apelar», ha declarado su abogado, Jean-René Farthouat. También Pascal Wilhelm, amigo de Bettencourt, asegura que la situación de tutela es «una profunda injusticia» para la heredera de L'Oréal. Lo dice, claro, el hombre a quien la hija de Liliane ya denunció en el pasado por «conflicto de intereses» tras haber asesorado a su madre para que invirtiese 140 millones de euros en uno de los clientes que Wilhelm tenía en cartera.

Pero lo cierto es que, con mayor o menor interés, el amigo de la octogenaria no anda desencaminado. A pesar de que esta semana cumplirá 89, Liliane Bettencourt defiende su autonomía con uñas y dientes y rechaza depender de alguien, especialmente si ese alguien es Françoise, a la que considera un tanto «coñazo». De hecho, Liliane definió como su «peor pesadilla» pasar a ser tutelada por su retoña. «Si mi hija se ocupa de mí, me ahogaré», explicaba en una entrevista Liliane. «El problema es que quiere estar en mi lugar. Pero yo estoy aquí. Me siento muy bien», denunciaba. Sin embargo, aunque Bettencourt apele a su buen estado de salud, un día antes de que se diese a conocer la sentencia de la juez «Le Monde» publicó un informe forense en el que se asegura que padece «demencia mixta» y «alzhéimer en un estadio moderadamente severo», con «un proceso cerebral degenerativo lento». Según el diario francés, el diagnóstico concluye que la heredera de L'Oréal se encuentra «afectada por problemas cognitivos evidentes con desorientación temporal, problemas amnésicos y elementos afásicos (...), presenta un cuadro clínico de demencia». Todas estas informaciones revelan que la decisión de los tribunales se tomó sobre la base de un examen médico que se realizó durante una visita sorpresa en casa de la multimillonaria en junio.

Y mientras la polémica se cocía en casa de los Bettencourt, parece que la decisión de los jueces favoreció los intereses económicos del holding. Ayer, L'Oréal era uno de los dos únicos valores que se mantenían con datos positivos en el parqué de París. Todo ello, a pesar de que Bettencourt perderá su puesto de administradora y la presidencia del imperio cosmético. Sus, a partir de ahora, tutores legales han querido aclarar que «los equilibrios del accionariado» de L'Oréal y los acuerdos alcanzados en 2004 con Nestlé (el otro gran accionista de la empresa) «no se verán afectados».


Los protagonistas
1.- La heredera
Hija del fundador de L'Oréal, Eugène Schueller, se casa con el político André Bettencourt en 1940. En 2007, enviuda, y empiezan sus problemas.
2.- El aprovechado
La hija de Liliane acusa a François Marie Banier de manipular a su madre, de la que llega a conseguir hasta una isla en las Seychelles.
3.- La beneficiaria
Tras varios litigios entre Liliane y su hija –que intenta incapacitarla para gestionar su fortuna– las tensiones se relajaron, pero sólo temporalmente.