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La Valencia peligrosa por Iñaki Zaragüeta
Pregunto: ¿por qué las aceras y calles antiguas no se resbalan y, sin embargo, las nuevas, las de los últimos años constituyen un riesgo al aparecer la lluvia?. Ayer era un peligro andar por las aceras de la Plaza del Ayuntamiento de Valencia. La preocupación se centraba en no ir al suelo, con el desgaste correspondiente por el esfuerzo mental y físico añadido.
Tras tales aventuras –ayer llovió durante todo el día- insisto ¿a qué industrial se le ocurrió ofrecer esas losas al Ayuntamiento? Más aún, ¿qué tarugo las adquirió sin tener en cuenta el peligro? Debería saber que la Corporación tiene responsabilidad en accidentes en que la víctima resbala y cae en pisos húmedos, aceras cubiertas de nieve y hielo u otras superficies similares.
A los ciudadanos nos preocupan estos problemas. Quizás a los políticos les angustien más los resbalones como los de aquel presidente mexicano «América Latina debe huir de la dictadura perfecta, como lo dijo el premio Nobel colombiano de Literatura, Mario Vargas Llosa» sin conocer que a Vargas Llosa no le habían concedido aún el premio Nobel ni era colombiano. Evidentemente, se confundía con Gabriel García Márquez.
Hay otro tipo de resbalones, similares a los que nos incitan con los azulejos: los de Fidel Castro al bajar de la tarima, o los de Shakira, Beyoncé o Juan Gabriel en el escenario.
Lo cierto es que, arriesgando mi físico, no sé por qué me acordaba del Che «si avanzo sígueme, si me detengo empújame, si retrocedo mátame». Así es la vida.
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