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El CNT da a los habitantes de Bani Walid dos días para abandonar la ciudad

Las fuerzas del Consejo Nacional de Transición (CNT) que tienen asediada la ciudad de Bani Walid, todavía bajo control de fuerzas leales a Muamar Gadafi, han dado dos días a sus residentes para abandonarla antes iniciar el ataque final contra la misma.

Los rebeldes, que se hicieron con el control de Trípoli el pasado 23 de agosto, se han encontrado con más resistencia de la esperada en Bani Walid, situada a 180 kilómetros al sureste de la capital. Junto con Sirte, ciudad natal de Gadafi, y Sabha, en el desierto del sur del país, es uno de los pocos bastiones que le quedan al dictador y su resistencia ha impedido que el CNT pueda dar por concluida la liberación del país.

Los residentes que huyen de la ciudad han informado de intensos combates y los aviones de la OTAN están respaldado a las fuerzas rebeldes con ataques aéreos sobre posiciones de las fuerzas leales a Gadafi.

Las familias atrapadas desde hace semanas han comenzado a abandonar la ciudad después de que las fuerzas del coronel abandonaran algunos puestos de control en las afueras, por lo que ayer y hoy se ha visto salir de Bani Walid a decenas de coches llenos.

Los comandantes sobre el terreno del CNT afirman que los ciudadanos de Bani Walid, dominada por la tribu warfalla que fue uno de los pilares del régimen de Gadafi, han sido informados por mensajes de radio de que tienen dos días antes de que la ciudad sea objeto de un ataque a gran escala.

"Creo que solo el 10 por ciento de la población es partidaria de Gadafi. Son fanáticos y el resto están esperando ser liberados. Les hemos dado dos días más para abandonar la ciudad", ha explicado el combatiente del CNT Abumuslim Abdu a Reuters.

Entretanto, la ONU ha expresado su preocupación por la situación de los civiles atrapados en las ciudades aún bajo control de las fuerzas de Gadafi. "Nuestra mayor preocupación ahora mismo es Sirte, donde estamos recibiendo informaciones de que no hay agua ni electricidad", ha indicado la responsable de asuntos humanitarios de la ONU, Valerie Amos, en declaraciones a Reuters en Dubai.