Galicia

Columpios para niños dependientes

La lucha de una madre que tiene un hijo con una enfermedad mitocondrial ha llevado a la implantación de columpios adaptados en numerosos parques españoles. Su uso no sólo sirve de disfrute para los más pequeños, sino que, además, mejora el desarrollo del equilibrio, lo afectivo y lo social

Columpios para niños dependientes
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Ver la cara de felicidad y lo bien que se lo pasa mi hijo en el columpio no tiene precio». Así se siente Natividad García, una madre que ha luchado hasta límites insospechados para que su hijo John, de siete años de edad, pueda jugar y disfrutar en el parque como cualquier otro niño de su edad. La diferencia con el resto de sus compañeros de juego reside en que John padece una enfermedad mitocondrial. Una patología que, según cuenta su madre, «se caracteriza porque el organismo no genera mitocondrias que es la parte de la célula responsable de producir energía. Puede afectar de diversas formas como a algunos órganos, músculos y a mi hijo le ataca al cerebro. John podría andar y, aunque no tiene ninguna lesión en las piernas, su cerebro no emite órdenes por lo que no puede hacer nada por sí solo». Por ello, García relata que «cada vez que quedaba con una amiga que tiene la misma enfermedad de mi hijo siempre acabábamos paseando o tomando un café porque, ¿para qué íbamos a ir al parque si no podíamos montar a nuestros hijos en ningún columpio?».
Aunque por la cabeza de Natividad siempre rondaba la frase «ya podrían montar algo para este tipo de niños», las circunstancias de la vida llevaron a una amiga suya a acudir, por motivos laborales, a una empresa de columpios lo que supuso la excusa perfecta para «informarme y cuál fue mi sorpresa cuando vi que ya se había instalado uno muy cerca de nuestra casa. Mi marido y yo llevamos a nuestro hijo y vimos que la estructura del columpio era muy sencilla. Tan sólo una hamaca sobre la que se tumbaba al niño. Al no tener que sujetar el cuerpo con nada, se lo pasó en grande y disfrutó muchísimo».

Trabas
Después de aquella experiencia tan gratificante, García lo tuvo claro: «hay que hacer algo para que otros padres con las mismas circustancias que yo sepan que existen columpios adaptados. Lo primero que hice fue abrir un grupo en Facebook para darlo a conocer». Sin embargo, no todo el proceso fue fácil. «El primer paso que hay que dar es comunicar el problema en el ayuntamiento de cada ciudad y ya es decisión de ellos que apuesten o no por el proyecto. Al principio, la crisis ha sido la mejor excusa cuando te decían que no. En mi zona, por ejemplo, han tardado más de un año y medio en colocarlo, aunque en Bilbao que es donde viven mis padres se pusieron en un mes», explica García. Aunque todavía no están implantados en todos los parques de España, García afirma que, «una compañera, a través de Facebook, está confeccionando un mapa de columpios adaptados y, en la actualidad, hay en Galicia, León, Madrid...».
Las ventajas que ha experimentado John con estos columpios son inmensas. «Para su desarrollo es buenísimo porque gracias al movimiento del columpio mejora el equilibrio y todo lo relacionado con lo afectivo y lo social. Además, el resto de niños aprenden a compartir y a valorar que tienen mucha suerte porque hay algunos que no pueden jugar como ellos», sostiene Natividad. Y añade que «espero que esto que hoy es una novedad sea algo normal en un futuro».