Sevilla
La alerta se mantiene para evitar rebrotes
El perímetro está acotado, pero se teme que se pueda avivar el fuego en los alrededores de Andilla y Llíria
Villar del Arzobispo/Yátova- La serranía del interior de la provincia de Valencia ha perdido su frondosidad. Poca vegetación ha resistido al fuego y la estampa más bien recuerda a un paisaje lunar que a un lugar en el que hace menos de una semana se respiraba un aire bien diferente al de la gran ciudad. Han sido dos incendios cuyos focos no distan más de cien kilómetros y que están conectados con la capital en poco más de una hora.
El incendio se ha sentido mucho. Todavía hay preocupación y, sobre todo, mucho por hacer, por aprender. Es lo que repiten todos los vecinos. No puede volver a pasar. El perímetro de los dos incendios que han arrasado casi 50.000 hectáreas está acotado, pero no hay que bajar la guardia. El que más preocupa es el iniciado en Andilla, donde los vecinos pudieron ayer acceder hasta sus casas, pero sólo para ver el estado en el que se encontraban y para dar de comer a sus animales. Andilla tiene 200 habitantes disgregados en cuatro aldeas. La mayoría de ellos son personas mayores que viven de su tierra y su ganado. Ahora deberán conformarse con lo que queda de ellos.
Tras echar un vistazo rápido volvieron al albergue de Villar del Arzobispo donde se alojan desde el sábado. Hay quien no le dio tiempo de enterarse. A las cinco de la tarde llegaba al puesto de mando avanzado de Villar un afectado. Tiene allí la residencia familiar de veraneo. El sábado por la tarde desalojaron a su madre de 65 años que ya se había instalado allí para pasar el verano. «Estaba con dos de mis sobrinos. No sabemos cómo está la casa. Está cerca de un barranco y tengo miedo de lo que me pueda encontrar. Sé que los árboles están quemados, pero nada más». A última hora de la tarde le dijeron que podría pasar. El camino hasta allí está cerrado. «En Artaj no viven más de tres personas durante el año, pero en verano nos juntamos unas 200».
En esta zona siguen trabajando 600 efectivos terrestres y 18 aéreos. No hay descanso. Todavía se ve mucho humo y temen que se reavive el fuego. Para hoy, el pronóstico no es del todo favorable. Soplará viento, y por ello, hay que mantener todas las alertas. De hecho, es precisamente en Andilla y en el término municipal de Llíria donde se mantiene una intensa nube de humo.
En cualquier momento puede avivarse un fuego y hay que evitar que se propague. Por ello, se mantienen carreteras cortadas, como la de acceso a Andilla. A simple vista puede parecer que se trabaja con demasiada protección, pero el fuego ya ha arrasado demasiado. No se puede permitir un descuido más.
En Yátova, 300 personas trabajan desde tierra para refrescar el terreno y cuatro medios aéreos mientras que se buscaba el cuerpo del piloto cuyo helicóptero se estrelló en el embalse de Forata. Pasada la una del mediodía y casi 24 horas después de su desaparición, los buceadores del GEAS localizaron el cadáver del J. A. Nievas en el interior del helicóptero a 16 metros de profundidad y mucho más cerca de la presa de lo que en un principio se había delimitado como posibles zonas de búsqueda.
La localización del cadáver se complicó por la profundidad del pantano de Forata, que llega en algunos puntos hasta los 17 metros, la gran cantidad de lodo que acumula, su superficie irregular y la suciedad de sus aguas. A las diez de la mañana, los restos de queroseno en la superficie y la aparición de los primeros restos del fuselajes del helicóptero ayudaron a delimitar la zona definitiva de búsqueda. La viuda de José Agustín Nieva y dos de sus hijos siguieron las labores de rescate desde el pantano.
Al menos, la normalidad vuelve para las personas desalojadas el pasado jueves. Los vecinos de las urbanizaciones de Llanorel y Cuerna, en Macastre, ya regresaron a sus hogares y sólo continua cerrada la carretera que une Yátova con Hortunas, que lleva a viviendas diseminadas.
Un recorrido por la carretera que une Bejís con Villar del Arzobispo basta para hacerse con la idea de la magnitud y la voracidad del incendio. Terrenos calcinados y cultivos que han sobrevivido al fuego. Pero no es un milagro. En estos campos cultivados había menos «combustible», sin maleza, sin árboles secos, el fuego corre menos.
Es un clamor entre los habitantes del interior de Valencia. Se oye en los bares y en los corrillos. Se sienten abandonados. El monte está descuidado y hay que invertir en él. El gasto en la Fórmula 1 y también lo que ha costado la fiesta para recibir a la victoriosa selección española se ve en estas comarcas con rabia. «Lo que podrían hacer con un poco de ese dinero en estas comarcas...», decía un vecino de Torás. El triunfo de «la Roja» ha sabido a nada ante el desastre ecológico y humano.
EN PRIMERA PERSONA
«Pepe ha fallecido haciendo lo que más le gustaba, volar»
Llevaba doce años luchando contra el fuego como piloto en la empresa Inaer, aunque su pasión por las alturas se remonta a más de 30 años. José Agustín Nieva, de 59 años, coronel del Ejército, decidió incorporarse a la reserva cuando alcanzó este puesto. «Era su única manera de seguir volando», explica un compañero. Pepe, como le llaman sus amigos, había trabajado en el batallón de helicópteros de Sevilla, donde vivía junto a su esposa y uno de sus tres hijos. Los otros dos pertenecen a la Policía Nacional. Tanto en su tarea militar como en su labor civil, destaca «su rigurosidad. Insistía mucho en los procedimientos». Realizó 4.000 horas de vuelo. Como capitán del Ejército, tuvo un accidente en uno de sus primeros vuelos de instrucción, pero salió ileso. Una de las «espinitas» que se le quedó clavada mientras ejercía de militar, fue no haber participado en ninguna misión allende nuestras fronteras. Estuvo a punto de ir en campaña humanitaria a Mozambique, pero sufrió un accidente de tráfico poco antes de salir y no pudo hacerlo. Los que le rodean le describen como una persona afable y seria. «Ha fallecido haciendo lo que más le gustaba».
Contratos para limpiar
Tarde de reuniones. La Comisión Interadministrativa presidida por la delegada del Gobierno, Paula Sánchez de León, anunció que la empresa pública Tragsa contratará residentes en las zonas para realizar tareas de limpieza y de recuperación de montes. Por otra parte, el conseller de Gobernación, Serafín Castellano, se reunió ayer con los portavoces parlamentarios de los grupos de Les Corts para informales de las decisiones adoptadas durante los incendios. El diputado de Compromís, Juan Ponce, cuestionó la imputación del presunto autor del fuego de Andilla.
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