Estados Unidos
Romney de campaña en Israel
El candidato republicano apuesta por la línea dura contra el régimen iraní
JERUSALÉN- El candidato republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, inició ayer una serie de encuentros al máximo nivel con figuras israelíes, poniendo énfasis en su apoyo a las posturas del primer ministro, Benjamin Netanyahu, sobre Irán. El ex gobernador de Massachusetts recalcó que Israel y Estados Unidos deben garantizar que el mundo comprenda cuán fuertes son los vínculos entre ambos países, a fin de que Teherán tenga claro cómo se lidiará con su amenaza nuclear.
No resulta sorprendente que Romney intente mostrar ante Israel una postura que considera más firme que la de Barack Obama en el tema nuclear iraní, que Israel ve como una amenaza existencial. Pero no es de descartar que el huésped se haya visto sorprendido al oír a sus propios anfitriones evaluando de forma casi diametralmente opuesta la política de Washington al respecto.
Netanyahu critica a Obama de forma implícita al afirmar que las sanciones y la diplomacia no son suficientes para frenar a Irán y que «una amenaza militar fuerte y creíble es imprescindible», mientras que el presidente Simon Peres dijo a Romney que Israel está de acuerdo con la política de la comunidad internacional y «no tengo dudas de que se toma en cuenta la seguridad de Israel».
Cabe aclarar que Peres no dejó de referirse a la necesidad de una opción militar, sino que señaló al candidato republicano que «todas las opciones deben estar sobre la mesa», aunque habló positivamente de la política norteamericana, «que intenta impedir que Irán sea una potencia nuclear». Obama cree que el tiempo para una acción militar aún no ha llegado y resulta necesario esperar el efecto de las sanciones.
A pesar del tono de Netanyahu, en los medios israelíes se publicó que recientemente EE UU habría presentado a Israel detalles de un plan que estaría elaborando de cara a la eventualidad de un ataque a las instalaciones nucleares persas, inclusive los tipos de armas que se podría utilizar para lograr penetrar búnqueres potentes que protegen, por ejemplo, la planta de enriquecimiento de uranio en Qom. Pese a ciertas diferencias, está claro que hay bastante cooperación estratégica.
Pero Romney procura plantear un matiz mucho más categórico. En el vuelo a Israel, su principal asesor de Seguridad Nacional, Dan Senor, declaró que «si Israel tiene que actuar por su cuenta a fin de impedir que Irán desarrolle su capacidad nuclear, el gobernador respetaría esa decisión». Según sus asesores, Romney aseguraría en Jerusalén que es imperioso adoptar una actitud agresiva ante Irán a fin de proteger «la existencia misma de Israel, el aliado más cercano de EE UU en un Oriente Medio turbulento». Romney señaló que «cuando los líderes de Irán desmienten el Holocausto o hablan de borrar a esta nación del mapa, sólo los ingenuos dirán que eso es mera retórica». Según el candidato republicano, «los ayatolás estudian nuestras defensas morales y quieren saber quién tiene objeciones al respecto y quién mira a otro lado». Sea como sea, afirma estar convencido de que un Irán nuclear es «inaceptable», pues constituye una amenaza «para Israel, la región y el mundo entero».
De fondo en la visita está el voto judío en EE UU, considerado de peso para la elección del nuevo presidente por la concentración de votantes en estados clave. Pero, según las encuestas, la mayoría de los judíos norteamericanos mantienen la tradición de preferir al candidato demócrata y también ahora optan mayoritariamente por Obama. Cabe suponer que Romney considera que vale la pena el esfuerzo de llegar hasta Israel para dejar claras aquí sus posturas.
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