Extremadura

Las doce uvas

La Razón
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Mejor pasar página a este 2010 «vendido» como el de la remontada económica. Beban el champán que puedan y coman los langostinos tigre que aguante su bolsillo porque ya llegarán los Reyes Magos con sus datos del Inem, con sus esquelas laborales y su comida de exequias.
Tomen como ejemplo al consejero de Empleo, Manuel Recio, que hace proselitismo de la religión positivista. La primera semana del año habrá otra tormenta laboral, pero el consejero pintará nubes de algodón, mares de cartulina y soles radiantes. Ya verán. Hizo lo mismo a principios de diciembre, cuando Andalucía acumuló un tercio de toda la subida del paro a nivel nacional, mientras bajó en Extremadura, Madrid o la Comunidad Valenciana. Recio aseguró que se mostraba «profundamente optimista» sobre el desarrollo del mercado laboral y Recio se quedó tan pancho y tan a gusto.
Claro que...¿no dijo alguien que la economía es un estado de ánimo? Con buen ánimo es como hay que encarar el próximo año. Piensen en situaciones idílicas mientras se comen las uvas. Una campanada, que Rodríguez Zapatero afloja el pellizco a la crin del poder, convoca elecciones generales y los españoles pueden desahogarse en las urnas; dos campanadas, que el partido que gane lo haga con la suficiente mayoría como para desembarazarse de las sanguijuelas de CIU y el PNV; tres campanadas, que las municipales ponen definitivamente a hervir con burbujitas el caldero de la alternancia política; cuatro campanadas, que PP y PSOE arriman el hombro, se comportan como partidos adultos y firman los pactos de Estado que necesita este país... Podríamos seguir hasta las doce uvas porque si algo tienen en estos momentos los ciudadanos es ganas de pedir deseos, de reclamar a la clase política, de que los escuchen. En Andalucía cada campanada representa a cien mil parados. Y dice la consejera de Presidencia que el camino será lento...