Toledo

Carlos Falcó de buena uva

El Marqués de Griñón apuesta por el cultivo biodinámico, que no utiliza fertilizantes químicos
El Marqués de Griñón apuesta por el cultivo biodinámico, que no utiliza fertilizantes químicoslarazon

Nos espera acompañado por su hija Xandra en el Dominio de Valdepusa, la finca que posee en Malpica de Tajo (Toledo). El Marqués de Griñón es un hombre de campo apasionado por sus viñedos: fue pionero en utilizar viticultura sostenible y en aplicar riego por goteo, además de introducir tecnología digital –utilizaaparatos de la compañía aeronáutica Boeing para medir el estrés de las vides–, así como la uva Cabernet Sauvignon en Castilla La Mancha o las syrah y petit verdot: «En esta capilla se dan las misas de culo y en latín, como decía el Conde de Barcelona», afirma el Marqués de Griñón, cuyo libro, «Entender de vino» (Martínez Roca), ya cuenta con una nueva edición –y van trece– actualizada y revisada.Viticultor pioneroHabla de sus comienzos, de cómo convenció a su abuelo para que le ayudaran a «estudiar la ingeniería en la Universidad de Lovaina (Bélgica) para embotellar aceite de oliva y hacer vino de Malpica», y cómo logró obtener la primera DO de Pago en 2002: «La crítica española la ha ido reconociendo, pero primero lo hizo la internacional. Robert Parker ha puntuado los vinos de las cosechas 2004 y 2005 por encima de los 90 puntos», señala mientras camina hacia las hectáreas de uva graciano, donde, asesorado por Claude Bourguignon, viticultor de los viñedos de Domaine de la Romanée Conti, desarrolla el cultivo biodinámico, tierra en la que no se emplean fertilizantes químicos. A Carlos Falcó, que exporta más del 50 por ciento de su producción a 40 países –«En EE UU estamos de moda y Obama es un gran amante del vino», sentencia–, le preocupa que el consumo de vino crezca en casi todo el mundo menos en España, a pesar de que, dice, el éxito de nuestra cocina ayuda a las bodegas: «Hemos puesto el ojo en los jóvenes, ya que una encuesta reciente confirma que un 40 por ciento de éstos asegura que el vino no va con ellos. Es importante acercarse a este público y que los restaurantes ofrezcan cartas de vinos por copas. Aunque, cuidado, porque para una cita romántica sí optan por una botella». Así, a los consumidores poco habituales recomienda un Rioja joven, ya que es «de trago fácil». Y, al contrario que numerosos puristas, defiende el tan demandado tinto de verano: «No me parece un sacrilegio, porque es una manera de acaparar consumidores. Si hace mucho calor no te apetece un vino potente». Con una almendra en una mano y una copa en la otra, asegura que los ejemplares de entre 20 y 30 euros son los que más sufren durante la recesión. Por eso, para esquivarla, «intentamos hacer vinos diferentes en pequeñas bodegas. La única forma de defender algo artesanal, como un vino de pago, es tener personalidad. Mi obsesión es que cada etiqueta refleje su propia situación de suelo, de micro clima y mineralidad.