Galicia

«Mariano era correoso en el tute»

El líder del PP vuelve siempre que puede a Pontevedra, donde pasó la adolescencia y parte de la madurez 

«Mariano era correoso en el tute»
«Mariano era correoso en el tute»larazon

 En «Irse a Madrid» Manuel Jabois cuenta lo que escribió Julio Camba de que «en Galicia se admite el que uno sea original, pero no hasta el punto de volverse a Madrid para no volver de ministro». El periodista y columnista Manuel Jabois es de Pontevedra, no se ha movido a Madrid, y se cruza habitualmente con Mariano Rajoy Sobredo, mientras éste da largos paseos por la ciudad, como ha hecho toda la vida, desde que a finales de los 60 llegó con sus hijos. Con Mariano Rajoy, por tanto, que sí que se fue a Madrid.
El líder del PP llegó de León para estudiar los últimos cursos escolares en el instituto Sánchez Cantón, entonces el único instituto de la ciudad y el más antiguo de Pontevedra, cuando tan sólo es de 1850. Rajoy siempre ha presumido de la educación y del nivel de los catedráticos que tuvo en ese instituto, como el de Literatura, José Filgueira Valverde. Mariano entonces ya no engañaba a nadie. Era un adolescente apasionado de los deportes, pero no tan buen practicante. El primer año en el instituto se libró de Educación Física porque una enfermedad le dejó exento.

Se jugaba mucho al balonmano, pero Rajoy no destacaba en esa faceta. Lo suyo siempre fueron las letras y una memoria prodigiosa. Los recuerdos de los pocos profesores aún en activo que le dieron clase están maquillados por el paso del tiempo y la presencia de los periodistas. Dicen que le gustaba sentarse cerca de la ventana en clase, que sus notas eran normales tirando a buenas y que mejoraron en el segundo año. La memoria no da para más.

A Mariano Rajoy y a sus hermanos no debió costarles mucho habituarse a la ciudad. Vivían en el edificio de la Justicia, a cuatro pasos del instituto (y a cuatro pasos también de la actual sede del PP). Algunos vecinos, que desde esa época mantienen abierto un pequeño comercio, le recuerdan entrando en la tienda para comprar chucherías. «Era un buen chico. Aquí venía a comprar la madre. Ahora vemos pasear al padre», dice el tendero, con más de ochenta años, en una mezcla de español y gallego.

Del Daniel al Rias Baixas

Ahora en el instituto, que está en una zona llamada «El vergel», los adolescentes necesitan enseñar un carné para poder salir a la calle, tienen prohibido hablar por el móvil, van en chándal y pegan gritos. Probablemente sólo sepan que hay elecciones porque se ha celebrado un mitin allí este fin de semana. Son días distintos. Pontevedra ha cambiado desde que Mariano Rajoy iba con sus amigos a la cafeterías de moda en ese momento, Boite, Daniel o al antiguo Universo. Éste, ahora, es una tienda de Zara y Daniel se ha quedado en un solo piso y no es, para nada, lo que era: ya no van jóvenes. Al lado del actual Daniel está la cafetería del hotel Rias Baixas, donde se podía ver a Mariano Rajoy jugando al «tute cabrón» con sus amigos. Lo siguió haciendo en los tiempos en los que ya era presidente de la Diputación Provincial.

Hoy varios compañeros de cartas se siguen reuniendo todas las tardes, junto a los ventanales. Han hecho obra, ya no está la barra del fondo y la cafetería es la típica de un hotel de ciudad. Los amigos también han cambiado: algunos, al igual que Rajoy, no están en Pontevedra, otros prefieren mantener el anonimato. Y, ahora, además, en vez de las cartas, se concentran con el dominó.

Si los deportes no eran lo suyo, las cartas se le daban algo mejor. Relajados, hablando de las cosas de la vida, Rajoy con sus amigos notarios o registradores u otra profesión pasaba las tardes en la cafetería. «Era correoso en el tute», dice uno, como buen gallego, sin dejar entender si eso significa que era bueno o malo. Aclaran, después, que la memoria que ejercitaba estudiando le ayudaba en las cartas: qué faltaba por salir a la mesa, cuál era la apuesta ganadora.

Esa memoria fue la que le hizo sacarse la oposición de registrador de la Propiedad. En Sanxenxo, un localidad turística y de playa, muy cerca de Pontevedra, le vieron paseando por la ciudad, mientras iba recitando los temas que preparaba. Rajoy hizo Derecho en Santiago. En la capital de Galicia solía parar en el café La Isla (según contó «El Faro de Vigo» en un reportaje), que hoy ya no existe. El último año compaginó la carrera con la oposición y cuando se volcó en ella, se fue a la casa que tenía su padre en Sanxenxo. Fuera de la temporada alta es una ciudad que apenas llega a 2.000 habitantes. Era el lugar ideal para estudiar a fondo, como hizo Rajoy. Sanxenxo era antes, y es ahora, uno de sus lugares de vacaciones. Su padre, uno de sus hermanos y él tienen un casa. De joven iba con los amigos a la playa y a la cafetería Marycielo, donde se reunían todos los jóvenes. Cuando a los 22 años se encerró a estudiar allí, solía desconectar en El Quijote, el único lugar donde se podía tomar alguna copa. Hoy es un agujero en el suelo, vallado, a la espera de alguna obra.

Las ciudades cambian y también las costumbres, pero siempre se vuelve a donde se ha sido feliz. Aunque con su mujer todo empezó en el café Universo en Pontevedra, ella es de Sanxenxo y hoy la familia Rajoy vuelve habitualmente en Navidad o en verano a pasar unos días, a que el librero Jaime Corral, de la librería Nos, les recomiende algún libro o a disfrutar del club Náutico, un lugar espectacular con comedor para celebraciones y terrazas sobre el mar. Para pertenecer a él se compran participaciones (Rajoy la heredó de su padre) y por 39 euros al mes se es socio y se puede, también, ir al gimnasio, como hizo Rajoy hace un par de semanas.

Sanxenxo es su retiro, Pontevedra donde pasó la adolescencia, donde adquirió la madurez y su carácter: amable, tranquilo, educado. Hablan bien de él, lógicamente, en el PP provincial, en la Diputación o en la cafetería Blanco y Negro, donde es habitual que tome el café y la copa y desde donde hoy se ve pasear al padre.

Va más lento porque hace poco sufrió una caída. Intenta mantener la calma ante lo que puede pasar: su hijo, un chaval normal, algo tímido, pero guasón, ese adolescente que no era especialmente original, pero que se fue a Madrid para intentar volver, no ya de ministro, sino de presidente.

El tute cabrón
Los amigos de Rajoy se reunían cada tarde para jugar la partida de tute en la cafetería del hotel Rias Baixas. Algunos todavía siguen yendo, otros no pueden y otros no están en Pontevedra. Los que asisten, como el dueño del hotel, José María de Cabo, de frente en la foto, juegan ahora a las cartas y al dominó.

Sus raciones

En la cafetería Carabela y en la Blanco y Negro, sobre todo, suelen recibir a Mariano Rajoy cuando se pasa por Pontevedra. En la primera, cuando va, le sirven su plato estrella: los calamares. En la segunda, es un habitual desde que fue presidente de la Diputación, que está al lado.

La Diputación

Durante tres años, Rajoy fue presidente de la Diputación en Pontevedra. Hoy es Rafael Louzán, también del PP, que siempre ha gobernado en ese puesto. En la imagen, Louzán sostiene un retrato de Rajoy de 1986. En la Diputación trabajan principalmente por los pequeños pueblos de Pontevedra.

Sus libros
En Sanxenso se relaja el líder del PP y aprovecha para recuperar lecturas. Jaime Corral, librero dueño de Nos, es quien les aconseja a él y a su mujer sobre los libros que deben leer y también les manda las novedades que les pueden interesar. La última: «A nosa señora da Lanzada».