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La Razón
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El Barcelona tardó poco en marcar y con ello encarrilar el resultado en Gijón. El Real Madrid avisó con tiro al poste de Cristiano Ronaldo en el segundo minuto y tampoco se demoró en marcar. Los dos grandes quisieron hacer sus deberes pronto para evitarse complicaciones. El Barça se las creó de tal manera que acabó físicamente muy bajo y futbolísticamente irreconocible. Acabó recurriendo a Piqué por la lesión de Abidal.
El Barça tuvo en el primer tiempo posesión de balón de más del setenta por ciento. Luego se embarulló y ni siquiera Messi encontró la portería del Sporting. El Madrid arrancó firme y mostró al mejor Kaká del último siglo. Se vio desde el comienzo que en cualquier momento con la velocidad de sus delanteros aseguraría el triunfo. Encontró facilidades porque el Espanyol quiso dar la cara. No se resignó a defender su portería. Trató de buscar a Casillas, quien tuvo que hacer, como es costumbre de la casa, un par de paradas en las que había perfume de gol.
Hay jornadas en las que se sospecha que los equipos que juegan torneos europeos acusan el esfuerzo de entre semana. Ello se pudo pensar el juego lento del Barça en la segunda parte. También del Madrid, aunque éste no aguardó a poner dudas en el marcador e Higuaín logró el segundo tanto. Se cerraba el partido porque no era de esperar que el Espanyol pudiera remontar y así fue. El argentino marcó también el cuarto. Antes lo había hecho Callejón.
El equipo españolista no jugó resignadamente. Fue más ambicioso que el Sporting y tal vez por ello recibió mayor castigo. Las segundas partes no fueron buenas.