Cataluña
El bistec de Hereu
El alcaldable del PSC, Jordi Hereu, regresó al barrio de Sant Antoni, donde conoció a su mujer, el día en el que se cumplían 28 años de la primera victoria electoral de Maragall.
Las elecciones sirven para volver al pasado. Los candidatos recuperan algunos pasajes de su biografía con la excusa de hacerse cercanos. Eso quiso demostrar ayer Hereu, que se trasladó hasta Sant Antoni para buscar votos. Y es que aquí, según dijo a su auditorio, «me enamoré de una vecina de Sant Antoni, que es mi mujer. Por eso, os podéis imaginar que he comido muchos bistecs de Sant Antoni». ¿El bistec de Sant Antoni? Admito mi ignorancia porque desconozco esta delicadeza de la cocina barcelonesa que tan buen recuerdo trae al alcalde. Vamos, que se conoce el barrio como nadie. Tanto que antes quiso pasear por el mercado. Pasear con el alcaldable del PSC por este punto de encuentro de libros y cromos es como meterse en un capítulo de «24». No es que Hereu sea el agente Jack Bauer, pero cerca de él, durante el breve paseo por el mercado, pude escuchar a Assumpta Escarp dando indicaciones de seguridad.
«¿Podemos salir ya?», decía Escarp a los que controlaban el tema mientras el alcalde/alcaldable saludaba a comerciantes y clientes. En Sant Antoni se puede encontrar de todo: desde libros a un euro a los que pasan los cuatro dígitos. Con tamaña oferta, era fácil intuir que Hereu podía comprar algo. Pues nada. Fallé el tiro. No se hizo con ningún libro. Igual es que no hay tiempo para la lectura durante las campañas electorales. Eso sí, saludar saludó bastante a niños y mayores. Por ejemplo, una criatura un tanto crecidita le aseguraba extasiado a su padre que «me ha tocado el alcalde la cara». Otro comerciante preguntaba a quién le había dado la mano. «¿Es el alcalde? No estoy seguro», dijo tras el paso de la comitiva. Hereu miró por encima. Se le pasó de largo algún ejemplar de Bolaño perdido o una vieja copia de los versos de Espriu, además de la última novela histórica de moda. Tal vez había motivo: antes de hacer la ronda, los del PSC le habían regalado un ejemplar de «El llibre verd de Barcelona». Vamos, que entiendo la indignación con el mundo de la lectura. Como aquello pintaba mal me fui a ver a sabios del mercado y estos fueron los hermanos Joan y Pere Vall. Me admitieron también desconocer la existencia del bistec de Sant Antoni. Les pasa como a un servidor.
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