La cuenta que el señor se va

El señor se lo ha pasado bomba. Ha jugado a estadista, buscó el Nobel de la Paz. Quiso acabar con ETA y ETA casi acaba con él. Hizo -¡al fin!-justicia a las víctimas de la Guerra Civil. Se constituyó en adalid de la defensa de las libertades civiles. Un político como no conocieron los siglos. Los artistas- intelectuales dicen- le jaleaban. «No pasarán». Logró reivindicar a aquel abuelo suyo que, a pesar de ser tan rojo, reprimió a los obreros de Asturias y que cuando estalló el conflicto, incomprensiblemente, se fue hacia las líneas fascistas en lugar de buscar el amparo de la muy cercana zona republicana.Zp, un tipo de izquierdas, a lo años sesenta. Que cambió el rumbo de nuestra política exterior alejándonos del Satán americano al que luego acabó lamiendo el trasero. Jaleó a la nueva izquierda que es la esperanza del mundo: Hugo Chávez, Morales, por no hablar de sus cartas a Fidel Castro. Le mola Carrillo, abomina de la Transición y jugó a que España era un concepto discutido y discutible. Tiene a los sindicatos comiendo de su mano a golpe de talonario y creó un nuevo emporio mediático de izquierdas por si el apoyo de Prisa no fuera suficiente.Ahora nos llega la cuenta de su juerga. Soy funcionario y soy (como mínimo) un 5 por ciento más pobre. También lo serán mi panadero, mi lechero y mi dermatólogo, porque iré menos.