Copa del Rey

Copa del Rey

Blatter y Samaranch

La Razón
La RazónLa Razón

Lunes, 10: rectificar
Rafael Martínez Gandía era un columnista atractivo e ingenioso de «Marca» cuando uno mezclaba el Derecho Romano con el fútbol (como socio del Atlético). Rafael, un día, escribió que es de sabios rectificar, pero que cuando los sabios no rectifican, lo mejor es cambiar de sabios, lo cual quiere decir que Mourinho sigue siendo sabio porque rectificó en el descanso y el Real Madrid, gracias a sus rectificaciones, hizo una segunda parte contra el Villarreal gozosamente «bélica y honorable» (adjetivos del himno del equipo blanco). De donde se infiere que el Real Madrid, para no perder el rebufo del Barça, debe ser siempre, con o sin Mourinho, bélicamente honorable, honorablemente bélico.

Martes, 11: oros

El mejor fútbol del mundo se hace, se destila, se crea en España. «España, en fútbol, arte» (Platini). Pues en Zúrich, en la Gala de la FIFA, catedral del fútbol y de los cardenales del fútbol, nos han dado por el arte. La FIFA de Joseph Blatter y de sus cardenales del balón han dado los oros que prestigian e historifican a dos extranjeros que viven colosalmente de la España del fútbol, Mourinho y Messi, mientras que a la España de la estética del fútbol que maravilla al planeta azul (Del Bosque, Xavi e Iniesta), na-da, «niente, rián, nothing».
–Con Blatter, España nunca ganará nada; a él lo único que le interesa es el dinero y muchos votantes, tengan o no tengan idea de fútbol (los jurados)– me repiten quienes conocen a esta joya.
Cuando Samaranch presidía el COI, recuerdo que le pregunté:
–Juan Antonio, ¿conseguirá Barcelona los Juegos de 1992? Lo digo porque estando tú ahí...
El muy sutil, astuto e inteligente Samaranch (todo eso, sí, o sea, un político de muchos balones de oro) me contestó:
–Yo no puedo influir en la votación. Imposible. Eso no es ético. Pero, claro, todos saben que me gustaría...
Insisto: a Blatter lo que le gusta es el dinero. ¿De verdad es Qatar o Catar (según la nueva ortografía) país «hecho y derecho» por afición masiva, por tradición y por sustancia balompédica para organizar un Mundial?

Miércoles,12: tampoco

Quique Sánchez Flores, como yo, tampoco entiende al Atlético de Madrid. Ya somos dos. Bueno, tres, que fue Vicente Calderón, cuando lo presidía, quien le puso «el Pupas», metáfora con la que daba a entender que tampoco él lo entendía.
–El Atlético –me dice Jaime San Román, abogado y filósofo– es ese equipo en el que pasa lo que queremos que no pase y en el que vemos lo que no queremos ver.

Jueves, 13: final

El fútbol español, en la Copa y en la Liga, es una «guerra entre el "César"Barça y el "Pompeyo"Real Madrid». Salvo toque mágico del dios del balón, el Atlético, fulminado en el minuto 90 por Özil, morirá como un jabato en el Calderón. Eso esperan como poco sus leales seguidores.
–¿Y si no?
–Loado sea el dios del balón.
Madrid y Barça, pues, disputarán sin pizca de duda la final de la Copa del Rey. Gloriosa batalla o guerra, porque el que gane se llevará a su vitrina la Copa.
–¿Por qué general apuesta usted, por César o por Pompeyo?
–Respecto del Barça –me comenta un amigo azulgrana–, el Madrid, como se dice en el cine, es un «secundario de lujo». El Barça, por supuesto, es estéticamente mareante como una noria. Pero el Madrid ha dejado de ser el equipo de «bajo consumo» del día de la «impía manita», creo, y no digo que espero y deseo, porque dejaría de ser un periodista higiénicamente objetivo.

Sábado, 15: foro

Foro de estudiantes universitarios. Opina uno:
–La Liga de las estrellas es, matizando, la Liga de los extranjeros del Real Madrid y la Liga de los canteranos del Barcelona.
Y agrega, comentando el rumor de que el Real Madrid quiere en plan «emergencia» o «parche» a Van Nistelrooy.
–El Barça, he aquí otra diferencia, es la inteligente previsión; el Real Madrid, la improvisación.