Disturbios

Desmontando el movimiento 25-S

Fomenta la indefinición ideológica y visten sus acciones con la idea de pluralidad. Intentan que quienes les siguen asuman como «no violencia» la «autodefensa». Quieren crear «grupos de resistencia» como primera fase de una escalada de protesta. Para conseguir más seguidores hizo un llamamiento a la «inteligencia colectiva» 

Uno de los concentrados se encara con la policía portando una nariz de payaso
Uno de los concentrados se encara con la policía portando una nariz de payasolarazon

29-S: otra noche radical
Colapso y más incidentes en el tercer «rodeo» al Congreso
MADRID- Los precedentes hacían presagiar lo peor. La tercera convocatoria del ya conocido como «movimiento 25-S» para rodear el Congreso de los Diputados en una semana se prometía llena de tensión, después de la «batalla campal» del pasado martes con 35 detenciones y 64 heridos. Miles de personas –4.500, según la Delegación de Gobierno; 6.000 el pasado martes– ocuparon la Plaza de Neptuno en el nacimiento de la Carrera de San Jerónimo de Madrid, la calle donde está ubicado el Congreso, en una concentración no comunicada (y por lo tanto no autorizada) por la Delegación del Gobierno, como es preceptivo.
Los acontecimientos, sin embargo, se desarrollaron con relativa calma hasta el momento en el que los convocantes dieron por concluida la protesta. Fue entonces cuando, como ya ocurrió el martes, grupos de decenas de radicales intensificaron su desafío y su provocación a los agentes de la Policía. Interior ya había alertado de la llegada a la capital de unos 500 radicales venidos de distintos lugares de España que, camuflados en la multitud,buscaron pasadas las once de la noche reventar la protesta. El lanzamiento de botellas y de un petardo hacia la posición en la que se encontraban los policías y su negativa a abandonar la plaza, obligó a los agentes a realizar una primera carga. Algunos manifestantes respondieron con el lanzamiento de más objetos. Estos momentos de tensión dejaron el primer herido y el primer detenido de la jornada. Tras esta intervención, sólo un pequeño grupo de personas permaneció junto al vallado de seguridad situado en el comienzo de la Carrera de San Jerónimo. Otros manifestantes desalojaron Neptuno por la calle Cervantes volcando a su paso contenedores en la vía pública. Al cierre de esta edición, ya había dos detenidos y doce heridos.

Horas antes de estos incidentes, varias miles de personas aprovecharon la concentración para expresar su malestar con la clase política, pertrechados de banderas de la Castilla Comunera, republicanas y de diferentes comunidades autónomas. Incluso una griega y una islandesa. Tras los incidentes vividos el martes, los policías se convirtieron en el principal blanco de las provocaciones de pequeños grupos de manifestantes. Los agentes, por su parte, respondieron con grandes dosis de serenidad, pese a que los manifestantes lograron, incluso, introducir una furgoneta burlando el corte de calles, hasta detenerla frente a la barrera de seguridad. De ella extrajeron unos altavoces que instalaron sobre el vehículo pero que no llegaron a utilizar. Mientras, repetían una y otra vez las consabidas consignas: «No hay pan para tanto chorizo», «Lo llaman democracia y no lo es» o el más repetido «Sí, se puede». La cartelería más extendida, un escueto «No», en mayúsculas. Incluso una pareja de recién casados se asomó al balcón de un hotel y recibieron un multitudinario saludo. La pancarta de la «cabecera» de la protesta decía «Deuda odiosa: Referéndum ya». Muchos cánticos se dirigían contra el Gobierno, y varias pancartas exigían al presidente Rajoy la disolución de las Cortes y el inicio de un proceso constituyente. Y entre la mayoría de ellos una conclusión: continuarán saliendo a la calle todas las veces que sea necesario en un otoño que se presenta más caliente que nunca.