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Rajoy da la cara
El presidente del Gobierno realizó ayer unas extensas declaraciones a la agencia Efe para explicar, entre otras, su decisión de subir por dos años el IRPF, el IBI y los impuestos al capital, medida que calificó de «dura y dolorosa, pero absolutamente imprescindible». Es positivo que Mariano Rajoy haya roto ese muro de discreción en el que se había instalado tras el discurso de investidura, pues la naturaleza y el alcance de la subida fiscal decretada por el Consejo de Ministros aconsejaba una explicación, aunque fuera somera, por parte del presidente. El esfuerzo de los contribuyentes bien lo merece. A modo de réplica a quienes estos días le han criticado por su silencio, ha afirmado: «Voy a dar la cara, no me voy a esconder». Rajoy ha confirmado que tomó la decisión al conocer el 27 de diciembre que el déficit público se había desviado en 20.000 millones. La previsible reacción negativa de los mercados, junto al descrédito internacional que el agujero sobrevenido podría acarrear a España, fue lo que le obligó a mover la ficha de los impuestos. «No quedaba otra opción», dijo ayer, para evitar consecuencias indeseables. El presidente aclaró también por qué descartó una subida del IVA («supone un incremento de precios») y otras alternativas como reducir la prestación del paro o congelar las pensiones: no lo hizo por razones de equidad y de justicia con los más débiles. No obstante, añadió que no le temblará el pulso si las circunstancias lo requieren. Esta decidida voluntad de hacerle frente al déficit, justificada porque de ello depende la financiación del Estado a precios asumibles, la quiere aplicar también a las comunidades autónomas y a los ayuntamientos de manera muy drástica. Pero no termina ahí. Rajoy ha confirmado además que en los Presupuestos de marzo se incluirá una nueva reducción del gasto público, posiblemente mediante la supresión de centenares de entidades públicas y otros recortes que no precisó, aunque sí su cuantía: entre 37.000 y 40.000 millones de euros. En todo caso, y repitiendo la expresión que utilizara Sáenz de Santamaría, asistimos al «inicio del inicio», pues aun siendo necesarios los sacrificios ya decretados, no son suficientes. A los diputados del PP, con los que se reunió ayer, se lo adelantó con claridad: «En esta legislatura habrá que defender en muchas ocasiones decisiones que no nos gustarán, pero el Gobierno no va a renunciar a hacer lo que deba hacer». En este punto se inscribe, por ejemplo, la reforma laboral, eje básico para la recuperación económica ante la cual los sindicatos y empresarios piden más tiempo y dan señales de atasco. Por lo demás, en su primera entrevista periodística como presidente, nadie podrá recriminar a Rajoy que no haya sido fiel a su compromiso de llamar al pan, pan y al vino, vino.
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