Champions League

Osasuna

Real Madrid el gol a los 138 minutos

Tras el empate a cero en Mallorca, el Madrid derrotó a Osasuna por la mínima y con apuros / Mourinho no pierde en casa y Carvalho marca

Carvalho, tras meter el gol, se abraza a Ronaldo
Carvalho, tras meter el gol, se abraza a Ronaldolarazon

La calidad de los jugadores madridistas es evidente y se refleja más allá de sus contratos, marca hasta Carvalho, autor del gol de la victoria ante Osasuna; su entrega tampoco está en duda, entonces, ¿por qué han tardado 138 minutos en ganar un partido? La respuesta está en su banquillo. Mourinho no saca aún lustre a todo lo que tiene y al equipo le cuesta ganar. Los jugadores aprenden del entrenador y éste se pone al día en la Liga. Mientras unos y otro se conjuntan, el madridismo protesta, porque espera más, y se conforma, de momento, con ganar 1-0 en casa.

Mourinho hace cursos intensivos para empaparse de la Liga, que no es la «Premier» ni el «Calcio», sino un campeonato que admite sorpresas, tales como la victoria del recién ascendido Hércules en el Camp Nou o que Osasuna tutee al Madrid en el Bernabéu. El técnico portugués tiene tarea por delante; pero que apriete, que espabile, que el madridismo es más impaciente, o casi, que Florentino.

Ganar y entretener es la máxima, la felicidad del aficionado merengue; ganar y sufrir es un triste consuelo, más propio del Atlético que del Real. «Mou» va por partes y lo que urge es el primer objetivo; el espectáculo llegará con el rodaje hecho, si bien crear dos ocasiones de gol en 45 minutos a Osasuna no es prólogo de un romance espléndido. El disparo de Ronaldo que despejó Ricardo y el que desperdició Higuaín por un mal control agotaron la primera parte, insulsa, tan poca cosa que la grada despidió al equipo con pitos. El 0-0 no invitaba al optimismo, menos aún el juego.

Mourinho, entrenador envidiable que dispone de un banquillo conmovedor, que ya lo quisiera Camacho para titulares, echó mano de la conexión alemana, Özil-Khedira –mejor el primero–, apremió a Cristiano Ronaldo en su reaparición y con Higuaín y Benzema en liza pensó en derrotar a Osasuna en medio partido. ¡Miau! El primer saque de esquina lo lanzó a los 12 minutos, el primer disparo a puerta, a los 22, y el primer error de bulto, aquella ocasión que el «Pipa» desaprovechó tras el perfecto envío de Özil, a los 39. Casillas, Ramos, Pepe, Carvalho y Marcelo no sufrieron. La protesta del intermedio, sin embargo, también era para ellos, los otros seis y el entrenador.

Los silbidos surtieron efecto. En el segundo tiempo el Madrid salió hambriento, más decidido, tan convencido de sus posibilidades y consciente del paupérrimo papel enteior que se volcó al ataque y marcó Carvalho. El gol lo tuvo que firmar Ronaldo, pero lo despejó Ricardo y el rechace cayó a los pies del central, que estaba allí arriba y tiró a puerta vacía.

Ciento treinta y ocho minutos tardó el Madrid en inaugurar el marcador de la Liga; el Mallorca no se lo permitió y Osasuna sólo le dio alguna facilidad al verse derrotado. Para empatar, necesitaba estirarse y adjudicar a Aranda y a Juanfran un papel menos propagandístico y más protagonista que el de oyentes. Mientras, la labor de Puñal, Camuñas, Nekounan y Soriano resultaba, no obstante, más positiva que la de los centrocampistas locales, entre quienes Özil era el destacado.

Camacho introdujo cambios para mejorar y Mourinho, para descansar a los suyos. Así, mientras Cristiano Ronaldo iba a más y en algunas jugadas se gustaba, Pedro León sustituyó a Benzema. Faltaba profundidad, y otro gol, que a Higuaín se lo paró Ricardo y a Özil se le fue desviado.

La diferencia entre el Madrid y Osasuna no eran sólo las ocasiones creadas y falladas por el primero, nada de nada el segundo, sino la manera de encarar la portería . El anfitrión presionaba en el centro con Pepe y contraatacaba con Carvalho; llegaban cinco o seis jugadores al área de Ricardo; al de Casillas, uno o dos contra cinco o seis. También en físico el fue superior, de ahí el triunfo.