Conciliación
España y su suicidio demográfico
En España estamos asistiendo hoy a un auténtico suicidio demográfico. Ya hay más de un millón de personas de 65 años que de niños, y hemos perdido 30 millones de jóvenes en los últimos 30 años. Mientras que el nivel de reemplazo generacional es del 2,1 por mujer, la tasa de maternidad cae hasta 1,38, a pesar de que las mujeres españolas declaran querer tener más de 2,5 hijos. Esto significa que en España tendrían que nacer 250.000 niños más de los que se alumbran cada año para asegurar ese remplazo, a pesar de que tenemos la inyección de natalidad de las madres extranjeras, sin la que estas cifras serían aún más estremecedoras. Además, los organismos públicos dicen que en nuestro país se acentuará esta tendencia de inversión de la pirámide en las próximas décadas, con cada vez más viejos y menos jóvenes. ¿Cuál es el problema? Que un país sin maternidad es un país sin niños, y sin ellos no hay progreso ni futuro. Es una sociedad abocada al fracaso, en la que el Estado de Bienestar es insostenible. Es un país en quiebra. El origen del problema está en los años 80, cuando gobiernos socialistas empezaron a impulsar políticas antifamiliares, por considerar que esta institución oprimía y no permitía el desarrollo de los individuos. En otros países desarrollados, el envejecimiento de la población se ha debido a factores culturales, como la incorporación de la mujer al mercado laboral, y los factores ideológicos se han visto superados porque es una institución fuerte y rentable para los gobiernos, que han decidido apoyarla. En España, el país europeo que menos ayuda a la familia, no. Es urgente que la sociedad sea consciente de esta enfermedad que sufre el país y comenzar un cambio de rumbo, pues la salida de la crisis pasa necesariamente por una apuesta por la maternidad, con una política integral de apoyo a la familia. Es imprescindible salvaguardar el derecho de las mujeres a la maternidad, a la vida en pareja y a la conciliación y la libertad de elección sobre el cuidado de los hijos. Hoy en día, se obliga a las familias a optar por un tipo de conciliación laboral, sin dar a las madres la oportunidad de cuidar de sus hijos.
Eduardo Hertfelder
Presidente del Instituto de Política Familiar
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