F-1

Barcelona

Alonso promete batalla

La llegada a Europa de la F-1 no ha supuesto demasiados cambios en el guión establecido por Red Bull esta temporada, que ha copado todas las «poles» en las cinco sesiones de clasificación. Ayer, Webber fue más rápido que Vettel y hoy partirá desde la primera plaza por delante de su compañero, de Hamilton y Alonso.

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En principio, las posiciones del inglés y el español pueden parecer algo normal, pero en el caso de Fernando se trató de una proeza. El monoplaza creado por el departamento técnico de la marca, con su ingeniero jefe, Aldo Costa, a la cabeza, definitivamente está muy lejos del rendimiento que pueden dar el RB7 o el MP4/26. Por eso, el puesto conquistado por Alonso sólo es fruto de una conducción de otro planeta, y supone asumir también un elevado nivel de riesgo para sólo pelear por ser tercero. Fue una vuelta perfecta. Una de esas ocasiones en las que, como dicen los taurinos, o salgo a hombros o en ambulancia. Incluso, el asturiano se quedó a sólo tres milésimas de su rival.

En cualquier caso, la jornada de ayer no benefició mucho a Ferrari. Trajeron hasta Montmeló un nuevo alerón trasero que en palabras de Fernando ofrecía una o dos décimas de mejora, si acaso. Sin embargo, a última hora de la mañana la FIA lo declaró ilegal al exceder las medidas máximas permitidas en el reglamento. La prohibición no cogió de sorpresa a la escudería italiana y tampoco hubo protestas, lo que no deja de sorprender. Además, en la conferencia de prensa, Alonso dejó entrever (o dio esa sensación) que no le había importado mucho la cuestión porque en realidad no aportaba nada.

El F150 sigue dos o tres pasos por detrás de los demás y ayer sólo una supervuelta de Alonso salvó la situación, porque su compañero Massa quedó a casi un segundo, una distancia que roza el ridículo teniendo el mismo coche. Más tarde, Domenicalli, jefe de Ferrari, justificó al brasileño: hubo un error en la configuración del coche tras el cambio en la dirección del viento. Hoy, sólo un contratiempo podría evitar la victoria de un Red Bull. Alonso, envalentonado por su supervuelta, prometió que iba a dar más guerra de la esperada, sobre todo en la salida.