Noche de infierno en el Casino de Monterrey

BUENOS AIRES- Eran seis hombres, todos con el rostro cubierto. Portaban armas largas y bidones de gasolina. Llegaron maldiciendo y gritando: «Váyanse, vamos a quemar todo». La advertencia fue acompañada de movimientos rápidos de los delincuentes, que regaron toda la entrada principal con combustible y le prendieron fuego ante el pánico de clientes y empleados del Casino Royale de Monterrey, el centro de apuestas donde la tragedia se tradujo en la muerte de al menos 53 personas y más de 10 heridos.
Es el último capítulo de una guerra cada vez más cruel. Vestido con traje y corbata negros, el presidente mexicano, Felipe Calderón, decretó tres días de luto y anunció el envío de más fuerzas federales a Monterrey, donde el cártel del Golfo y su ex brazo armado, los Zetas, mantienen una guerra. De hecho, la Prensa local señaló a los Zetas como responsables del ataque al edificio, sobre todo frecuentado por mujeres de clase media y alta durante la tarde, después de que los dueños del casino se negaran a pagar ante sus extorsiones.
Es quizá uno de los momentos más difíciles de la gestión de Calderón, cuya estrategia contra los cárteles está siendo duramente cuestionada por opositores y organizaciones debido al aumento de ataques contra civiles y abusos de las autoridades. Desde que inició la campaña antidrogas en 2006 han muerto más de 42.000 personas.
Monterrey es la ciudad más rica del país. Antes era también una ciudad segura en México, cuyas zonas rojas se limitaban a la frontera. Sin embargo, en los últimos cuatro años el narco se ha expandido, infectando ciudades comerciales y turísticas. El último bastión libre es la capital, aunque, como apuntaba ayer la Prensa, la «caída» del DF podría ser tan sólo cuestión de tiempo.

FELIPE CALDERÓN
Reproche a EE UU
Calderón, que calificó el ataque de ayer como «el más grave atentado» en México, lanzó un reproche a los estadounidenses: «Si están decididos y resignados a consumir drogas, busquen alternativas que cancelen las estratosféricas ganancias de los criminales, o establezcan puntos de acceso distintos a la frontera con México», afirmó.