Londres

París y Londres crean una fuerza militar al margen de la UE

Reino Unido y Francia marcaron ayer el inicio de una era sin precedentes en cooperación militar. El «premier», David Cameron y el presidente galo, Nicolas Sarkozy, firmaron dos tratados calificados de «históricos» que, entre otras cosas, evidencian una relación más estrecha y un firme propósito por modernizar sus fuerzas nucleares.

Cameron y Sarkozy firmarán hoy un histórico pacto sobre defensa
Cameron y Sarkozy firmarán hoy un histórico pacto sobre defensalarazon

El punto más importante del primer texto es la creación de un Comando Conjunto Expedicionario. A partir del año que viene, las fuerzas especiales de ambos países empezarán a entrenar juntas para cualquier misión que implique a Londres y París, la UE o la OTAN. El pacto incluye también un acuerdo para prestarse mutuamente los portaviones.

«No estamos hablando de un ejército europeo», aclaró Cameron para desmarcarse de los acuerdos firmados en 1998 entre Tony Blair y Jacques Chirac.

El «premier» también insistió en que los dos países «son y siempre seguirán siendo naciones soberanas, capaces de desplegar sus fuerzas armadas de manera independiente». La cuestión de la soberanía nunca se repite lo suficiente en Reino Unido, alérgico a cualquier movimiento comunitario. Por este motivo, el «tory» siempre se decanta por acuerdos bilaterales. Pero ayer también tenía mucho que ver la cuestión económica. Los dos países, que representan el 50% de gasto europeo de defensa, quieren permanecer como potencias mundiales y en tiempos de austeridad han decido arrimar el hombro para no perder su estatus.

El segundo tratado está dedicado a fuerzas de disuasión nuclear. A partir de 2015, científicos británicos y galos compartirán trabajo –que no secretos– y, mientras que las ojivas atómicas se probarán en el laboratorio de Dijon (Francia), el establecimiento militar británico de Aldermaston será la base para el desarrollo de nueva tecnología. Los acuerdos fueron mirados con bastante recelo por la prensa conservadora. El mayor temor es que el Palacio del Elíseo pudiera bloquear, por ejemplo, una nueva guerra de las Malvinas, como la que enfrentó a Reino Unido contra Argentina en 1982.