Valencia

Demasiado tiempo perdido

La situación, por desgracia, no va a mejor. Concluye un Consejo Europeo con un mal resultado. Se penaliza a la banca y la deuda españolas cuando los que tenían un problema eran los griegos, no nosotros. La consecuencia inmediata es que se va a reducir el crédito y que España queda como un país con problemas cuando otros se van de rositas

La Razón
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Ocurre esto una semana después de que un demoledor informe de Moody`s, continuación de los perpetrados antes por otras agencias de calificación, dejara las emisiones de Castilla-La Mancha al nivel del bono basura, y las de Cataluña y Valencia, muy cerca de la peor nota posible. Nada extraño si se tiene en cuenta que ciertas autonomías no hicieron los deberes y, pese a conocer lo crítico de la situación, se empeñaron en políticas de gasto rayanas al derroche. Ahora quieren recortar todo por lo sano, pero el mal ya está hecho. Aunque lo peor ha sido el empeño del Gobierno central en agotar la legislatura. Tomar las medidas oportunas hace un año hubiera podido contribuir a aminorar el caos. El problema es que se empeñó el Ejecutivo en parches ineficaces que nos han hecho perder meses, y ahora estamos otra vez en un momento crítico. Con el agravante añadido de que todo está parado por una campaña electoral irresponsablemente prolongada. En ninguna cabeza sensata podía entrar que se convocaran las elecciones con cuatro meses de antelación, lo que nos ha llevado a cuatro meses de paralización y cuatro meses de campaña electoral y cuatro meses de hartazgo ciudadano. Pero en esas estamos. El nuevo Gobierno, previsiblemente de Mariano Rajoy, no podrá empezar a tomar medidas hasta enero. Tendrá que administrar unos presupuestos heredados y hacer lo imposible para que la marea económica europea no nos arrastre en estos momentos de auténtica incertidumbre, en los que puede suceder cualquier cosa.
Pese a todo no hay que desesperar. España ha salido de situaciones complicadas y nos hemos repuesto. Sólo hace falta que quien llegue tome las medidas adecuadas, que hoy pasan por incentivar la economía para activar el consumo y crear empleo.

Del ámbito socialista surgen voces diciendo que la reactivación es imposible, como queriéndonos condenar a una recesión eterna, y trasladando la idea de que da igual quien gobierne, porque la crisis es irreversible. Antes no querían reconocer la crisis y ahora todo lo atribuyen a la crisis. Justifican la mala gestión para concluir que no importa el que mande porque la eclosión es global y nada se puede frente a ella.

Ciertamente es mundial el problema. Pero no en todos los países tienen el 21 por ciento de paro como aquí. Es más, nadie padece un desempleo semejante. Ahí es donde se puede y debe trabajar, porque si creamos empleo habrá más trabajadores cotizando, menos subsidios que pagar y podremos equilibrar el déficit y reducir la deuda. Rubalcaba dice que la solución está en subir los impuestos. Grave error. Eso sólo agravará las cosas. Da miedo pensar en otros cuatro años de bandazos con Alfredo P. al frente.