Convención del PP

La pitada nacional

La Razón
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Todos tenemos derecho a equivocarnos e incluso a demostrar nuestra falta de educación. Por mucho que se empeñe la ministra de Defensa en ponerle puertas al campo del desahogo la única solución que tiene para evitar que piten a su jefe Zapatero es hacer un desfile a puerta cerrada. El invento del protocolo de actuación el día de la Fiesta Nacional es una ocurrencia poco consistente con trazos de despotismo sin ilustrar. ¿Van a encerrar a miles de personas en el interior del Bernabéu para que no vean al presidente del Gobierno? ¿Habrá que acreditarse para quedarse quieto en la Castellana mientras pasa el carnero legionario? ¿Repartirá la Policía cinta aislante para tapar las bocas de los asistentes? Quede claro que el abucheo durante el homenaje a los caídos no tiene justificación. Tampoco convertir el desfile en un acto de protesta contra el presidente del Gobierno. Pero de ahí a establecer un protocolo de actuación que corte calles y tape bocas va un trecho de demagogia. El Gobierno debería recordar que en España se queman banderas nacionales o imágenes de los Reyes mientras los políticamente correctos le quitan importancia. El PSOE debería recordar el acoso y derribo al PP en 2004 en vez de llenar el discurso con la siempre socorrida extrema derecha que vale para un roto y un descosido de la izquierda oficial. La mala educación de aquellos que rompieron el silencio en la Castellana debería hacer pensar a quienes alentaron las algaradas callejeras en la jornada de reflexión de las primeras elecciones ganadas por Zapatero.