Barcelona

Una muerte verde

Como cada año, el 1 de noviembre se celebra el Día de Todos los Santos. Y cada vez son más lo que quieren abandonar este mundo sin contaminar. En la actualidad, más del 20 por ciento de los servicios fúnebres que se realizan en Mémora, el grupo de servicios funerarios líder estatal del sector, ya es sostenible

Una muerte verde
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Cementerios fotovoltaicos
El cementerio municipal de Santa Coloma de Gramenet, en Barcelona (en la imagen), fue el primero en dotarse de una instalación fotovoltaica sobre los tejados de los nichos. Objetivo: producir 124,5 megavatios hora (MWh) al año, energía equivalente al consumo anual de 37 hogares. En concreto, la «planta» que instaló en su día MPBATA, quedó configurada por 18 inversores Atersa, de 5 kW de potencia nominal unitaria y 462 módulos fotovoltaicos de 222 Wp de potencia. «Los módulos instalados en 1985 permiten reducir 33,62 toneladas de dióxido de carbono al año», tal y como precisa Enrique Alcor, de Atersa.
Pero no es el único cementerio que aprovecha la energía del sol. El de Montjuïc cuenta desde hace tan sólo diez meses con módulos solares fotovoltaicos que generarán 118 MWh al año, equivalente al 34 por ciento del consumo energético del cementerio y del crematorio, según Cementerios de Barcelona (CBSA). Con una inversión que supera los 300.000 euros, desde CBSA estiman que cuando cumpla 25 años la instalación haya producido 3.000 MWh. En los primeros cinco meses la cubierta solar ya produjo 34,8 MWh.

Vehículos fúnebres eléctricos más baratos que los de gasolina o diésel
El Tanatorio de Alcoy (Alicante) fue el primero en contar a su haber con un vehículo fúnebre eléctrico. Lo mejor del modelo «Compacto Ion» adquirido en su día por el Grupo ASV Servicios Funerarios es su precio. Este vehículo de la firma Bergadana cuesta unos 20.000 euros menos que los de gasolina o diésel. En concreto, mientras el precio medio de un vehículo fúnebre convencional ronda los 60.000 o 65.000 euros, este modelo eléctrico se vende por unos 40.000 euros aproximadamente. Ahora bien, al contar sólo con 45 kilómetros de autonomía y sólo poder ir legalmente a 40 kilómetros por hora únicamente sirve para realizar trayectos urbanos. De modo que no se puede utilizar para el transporte de difuntos de una región a otra. En cuanto al espacio, hay de sobra en este vehículo para llevar el féretro del fallecido.

Urnas biodegradables al agua
Si el difunto o sus familiares prefieren la incineración, también hay en el mercado urnas biodegradables. Compuestas de arcilla cubiertas con gelatina de pez en contacto con agua o humedad (como la que pudiera haber en el baño) se biodegradan. El precio, aunque puede variar, es bastante similar al de las urnas convencionales. «Una urna normal metálica cuesta 60 euros y la biodegradable 70», precisan desde Mémora.

Féretros certificados en gestión forestal sostenible
Mémora ofrece féretros de madera certificada en gestión forestal sostenible FSC. «Dotado de tres ‘‘capas'', el ataúd una vez cerrado impide la emisión de fluidos; durante la velación se retira un tercio del mismo y permite a los familiares tener mejor visión al estar más bajo, y para la incineración se quitan las dos primeras bases y se incinera el difunto con un tercio del féretro». «El resto –como puntualiza Eduard Vidal–, no se aprovecha para más féretros, sino que se recicla para hacer parqué, por ejemplo». Mientras el coste de un féretro –modelo básico– es de «unos 900 euros, el ataúd más barato de FSC se eleva a 1.200. Si bien lleva más madera», añade. Asimismo, en Parcesa utilizan únicamente madera con terminación ecológica para las cremaciones, como barnices al agua, sin herrajes metálicos y tapizados en algodón.

EcoTrajes funerarios libres de poliéster y con botones de madera
En Mémora han creado una línea de trajes funerarios ecológicos. «No tienen poliéster, son de algodón natural ecológico y cuentan con botones de madera», explica Eduard Vidal, consejero y director general de Mémora.
«Cuestan entre 150 y 180 euros –prosigue– y, al no venir cerrados, permiten que no sólo sea más fácil vestir al difunto, sino que se consuma menos tejido». Los trajes han sido diseñados por Antonio Miró.

Sudarios con menos dioxinas

En Mémora tienen, en vez de las bolsas de plástico con cremallera habituales, «sudarios de poliamida para realizar los traslados de fallecidos. Esta medida permite reducir, aunque no anular, la emisión de dioxinas», explica el director general de la compañía. Asimismo, retiran el zinc antes de incinerar. En Parcesa, además de quitar el zinc en los servicios que requieren cremación, aseguran eliminarlo también en los cementerios.

Velas encendidas gracias al sol
En www.tiendafotovoltaica.es tienen velas de led con célula solar para nichos y tumbas. Esta luz es una alternativa a las tradicionales con la ventaja de que no se consumen. Para ello cuentan con una batería que les da ocho horas de autonomía. Pero no es la única empresa que la ofrece. Como explica Enrique Alcor, director de Atersa, «hace unos años nos visitaron unos italianos que querían hacer una instalación solar en los tejados de los nichos que permitiera que con un panel y una batería se encendieran entre cinco o diez velas».