Teruel
Loros
Leire Pajín ha engordado. Está admirablemente culonzuela, respingona, melocotona temprana. Sigue diciendo «este país» porque Leire es de las socialistas que aún creen que la voz «España» es conservadora. Habla por los codos, y dice grandes majaderías. Pero lo hace con decidido convencimiento. «El que se lo trabaja en política, siempre tiene su premio, Tomás», ha sido una de sus últimas aportaciones al desbarajuste orador de la sirena de Benidorm. Sirena de Botero, pero sirena siempre. El problema de Leire Pajín es que está engordando para morir. En el PSOE –ha dicho– no interesan las encuestas sino la superación de los problemas que afectan a «este país». Me alegro por ella y por el PSOE, porque si les interesaran las encuestas lo estarían pasando mal. El mismo día que elogió a Tomás Gómez, el titán de Parla, le caía una querella por calumnias al elogiado. El insulto a un fallecido, premiado ese mismo día por el Gobierno. Leire no coordina. Cuando el PSOE se renueve, que tendrá que hacerlo, a Leire le quedará Benidorm, que hoy su madre le cuida y reserva. Hablar por hablar. Solbes ha reconocido que Zapatero no quiso reconocer ni enfrentarse a tiempo a la crisis. Llamó «antipatriota» a Rajoy porque éste le recordó que el desastre económico ya había llamado a la puerta. Ahora dice que hay que actuar «con resolución y valentía». Un carota. Algún día, con paciencia, intentaré rescatar todas las frivolidades que ha soltado Zapatero en los últimos años y también sus rectificaciones. Será necesario un suplemento especial para reunirlas todas. Y ahí sigue. El Presidente de Alemania, Horst Köhler, se atrevió a opinar. Y dijo que la misión en Afganistán está motivada por intereses económicos. Tampoco es tan grave lo dicho por Köhler. Pero se ha considerado contraproducente y desconsiderado con las naciones que han enviado hasta allí sus tropas, y con la mayor naturalidad del mundo ha dimitido. Todo un Presidente de Alemania dimite y se va por una indiscreción, mientras en España nadie se marcha por mentir a la ciudadanía un centenar de veces al día. Algo tenemos que aprender de esta gente tan seria y seca en sus decisiones. Zapatero se habría marchado hace seis años. Por motivos que no estoy capacitado para explicar, uno siempre está con los que se van con dignidad. Ahí está Pizarro, el de Teruel, una mente privilegiada, un corazón de aragonés errante y dos calabazas entre las piernas. Y encima, anda y se mueve con empaque y donosura. Y este Köhler, que dice una tontería que no es tal, y comprende que los intereses de Alemania sobrevuelan a la verdad, y abandona voluntariamente el chiringuito. En España, en cambio, se gobierna hablando y diciendo tonterías y falsedades, pero nadie dimite. Para mí, que este Gobierno es una reunión de vagos –hay excepciones–, en la que se habla mucho, se trabaja poco, y todo lo que no se puede explicar se lo largan a Leire Pajín, la de «este país», la simpática y dicharachera gordinflona de nuestro oriente, «tendrás un premio, Tomás», la portavoz de las mentiras diarias. En España, en la actualidad, hay una verdad escalofriante que nadie del Gobierno reconoce. «Hemos creado cinco millones de parados». Los sindicatos cobran y se callan. Zapatero dice que hay que actuar con «resolución y valentía». Solbes acusa a Zapatero de cinismo electoral. Y Leire Pajín, en lugar de quedarse en la nada, engorda. Está encantada y feliz. Muá. Loros.
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