Moscú

Avisos telefónicos por Martín Prieto

Obama siempre llama dos veces. Una vez contactó con Zapatero porque ni Sarkozy ni Merkel le convencían y ahora ya ha avisado de que el nudo gordiano de Europa no es Grecia, sino la Italia de Berlusconi y España 

El Teléfono rojo no es rojo. Ni siquiera es un teléfono. Es una línea de teletipo, pero en realidad, los que se llaman normalmente no son los presidentes, sino los subalternos
El Teléfono rojo no es rojo. Ni siquiera es un teléfono. Es una línea de teletipo, pero en realidad, los que se llaman normalmente no son los presidentes, sino los subalternoslarazon

El teléfono rojo ni siquiera era tal sino una línea de teletipo entre Washington y Moscú, blindada y encriptada. Para que los presidentes o primeros ministros hablen entre sí es preciso mover muchos palillos: hay que establecer una hora Zulú para la conversación (convencional y ajena a los meridianos), sistemas de codificación y grabación, traducción simultánea y notas de asesoría diplomática sobre posibles preguntas y respuestas. No es pedir a un secretario que te pase con el móvil de Putin para charlar un rato sobre el gas que pasa por Ucrania. Rodríguez Zapatero, en su breve periodo como oposición, suponía que hacer política exterior consistía en no levantar el culo ante el paso de una bandera y, hoy, deshilachadas las vendas de su momificación, ya habrá entendido las complejidades de un diálogo personal en el planetario de Leire Pajín.

En ZP hay varios antes y después, pero descuella un hito telefónico: cuando en el plazo de 24 horas le llaman a La Moncloa el presidente Obama y el primer ministro chino Wen Jiabao. Obama se ocupa de la Unión Europea lo estrictamente necesario, que es muy poco, y a España no vino ni para acompañar las vacaciones de la primera dama, Michelle. Sería una extrañeza que el inquilino del despacho oval recordara siquiera el nombre completo de su medio homólogo español aun siendo de él doblemente aliado por la OTAN y un convenio bilateral. A Barack Obama no se le ocurre llamar a Madrid a menos que se dé una alarma nuclear en la base de Rota. No es desafección, es que los teléfonos rojos suenan muy poco, mientras abundan las videoconferencias de los segundos niveles, los ministros o los presidentes de los bancos centrales. En un momento dado, Sarkozy y Angela Merkel, solos o en compañía de otros, advirtieron a Obama que tenían un bloqueo en España, una falla en las comunicaciones, algún malentendido con el presidente del Gobierno español que, o no entendía o se hacía llamar a andana, pidiéndole al americano que pulsara el grado de autismo económico-financiero del hispano. Rogaron la misma llamada al primer ministro chino porque ZP creía que Pekín, inversor neto, iba a tapar los agujeros de nuestras cajas de ahorro.

Los fontaneros de La Moncloa plantearon el inusual tráfico telefónico como si Omaba y Jiabao llamaran todas las mañanas a Zapatero para desearle buenos días. Nuestro hombre estaba mintiendo a los españoles desde los debates electorales de las últimas generales, derramando despropósitos sobre la leve desaceleración de la economía mundial, la fortaleza imbatible de nuestro sistema financiero y el pleno empleo que nos esperaba para envidia de Francia e Italia. Ya dijo Rubalcaba que nos merecemos un Gobierno que no nos mienta.

Impuesto ilícito
Para la Unión Europea, somos «pigs», cerdos, Grecia, Irlanda, Portugal, España e Italia, pero Zapatero parecía el más peligroso en forma de jabalí que embestía temerariamente negando la realidad. Tras los recados americanos y asiáticos, el diputado por León comenzó a pisar la dudosa luz del día y puso una tienda de productos homeopáticos que aún no ha terminado de dispensar en su tacañoso ahorro ideológico.

Obama siempre llama dos veces y, pese a su déficit y su desempleo, ha advertido esta semana sin telefonazo que el peligro europeo ya no está en Grecia sino en España e Italia. Berlusconi parece que sólo trabaja de menorero, pero al menos ha presentado un plan de ajuste de caballo mientras Zapatero toca la lira con un impuesto ilícito de va y viene sobre los mediopensionistas de la riqueza. Como lo que nos ocurre es surrealista, no se sabe si con estas elecciones anticipadas que son las más postergadas de que se tiene conocimiento llegaremos económicamente vivos al 20-N. Zapatero sólo se explica cuando se pone esotérico. Ya nos avisó que la tierra es del viento y estos días revela que en el futuro le gustaría contar nubes. Pues lleva dos legislaturas haciéndolo.