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Todo fue por el moreno Paco Reyero

La Razón
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Al habitual coro de expertos en derrotas, se han sumado estas últimas noches los conocedores de los últimos porques telúricos de Andalucía. Ser experto homologado por la vía celtibérica no consiste tanto en saber, cuestión banal y mayormente innecesaria. Los expertos aquí referidos no se achantan, sentencian, simplifican, se jactan de su daltonismo, atropellan cualquier duda y encuentran, en la alacena, en la cocina o en la ferretería más cercana, argumentos que se arrojan como un llave inglesa sobre la chorla del que se atreva a contradecirlos. Andalucía es para ellos lo que el nenúfar para Rubén Dario, una flor que súbitamente descubrió en un estanque después de años de usarlas en sus poemas. Con este aire de nenúfar de Rubén, se ha conformado una urgente legión de doctos de lo andaluz. Y en la lejanía de la Castellana han resuelto con el eureka del tercermundismo y la estúpidez atribuida al paleto, este enigma del voto regional. El enigma ha noqueado a todas las casas de encuestas. Pedro Arriola lo ha explicado muy bien a posteriori, porque saber vivir de explicar los errores es una profesión de la que participan también nombrados economistas. Tiresias (aquel personaje de la mitología griega que acertaba todas sus predicciones pero nadie le hacia algún caso) tampoco habría atinado porque no se presagia como ciencia exacta el comportamiento de un individuo, sea del mezzogiorno o de Sabadell. Uno caracolea y se adorna en lo retórico pero explicar a un pueblo entero, éste o aquel, antes de que se vaya a dormir una madrugada electoral es misión para audaces. En parte hemos concluído, amigos, que el PP ha sido derrotado por el moreno de Arenas. Demasié.