Los Ángeles

El tanga ha muerto

Los diseñadores de Cibeles destierran la prenda carioca de las piscinas y playas españolas para el próximo verano

Carmen Lomana
Carmen Lomanalarazon

Descanse en paz. Al menos un par de temporadas. Porque ya se sabe que en esto de la moda tocará cantar dentro de poco aquello de «No estaba muerto, estaba de parranda…». El tanga ha pasado a mejor vida. Lo han ignorado en sus colecciones todas las firmas de baño con presencia en la Cibeles Madrid Fashion Week. «Está bien enterrado; pero, como los muertos vivientes, regresará», asegura Totón Comella, que presenta hoy sus propuestas para el próximo verano. «Igual que el topless pasó, ahora también se acabó el tanga, entre otras cosas, porque las técnicas actuales de bronceado no te exigen llevar un hilo de bañador», explica la responsable de TCN.

Dolores Cortés también obvió ayer en su desfile la prenda carioca. «Es complicado que siente bien». La valenciana presentó una colección tribal en la que el amarillo sol reina en una paleta de colores que se mueve hacia el morado y lo naranja. «Etnocíber» llama Cortés a estos motivos africanos a lo «waka, waka» de Shakira que disimulan las imperfecciones de la silueta femenina y se entremezclan con metalizados futuristas como el triquini que presentó la top Clara Alonso. Esta última idea también la barajó Montse Bassons para Basmar, que paseó una mujer guerrera en bañador al estilo Diana de V, la mala, pero con un cardado a lo Marge Simpson en un día de perros.

Más delicada, Guillermina Baeza redujeron al máximo los triángulos de los biquinis para el pecho, apostando por el aro balconé para realzar el busto. «Hemos borrado el tanga porque vemos a la mujer más cómoda con la braguita baja, el short y los culottes que insinúan pero no enseñan», asegura Guillermina . ¿El resultado? Un manual de distinción fruto de su esfuerzo por ocultar la lycra a través de los palabras de honor y el juego de drapeados, los cuadros de cocina, vichís y madrás.

Pero no sólo del trasero se vive en el pabellón 14.1 de Ifema. Que se lo pregunten a Antonio Alvarado y Carlos Díez, más comerciales que nunca. Y eso no es malo. El primero se llevó aplausos por doquier por sus rayas estilo Biarritz en camisolas y vestidos. «He apostado por la prenda única en verano, porque con los calores no queremos complicarnos», detalla el valenciano que se estrenaba con una colección de baño no menos elegante. Díez se afanó en presentar unos bodys de ropa interior –él tampoco es amigo de enseñar rabadilla– y en utilizar los cordones de las Converse como si fueran flecos en las faldas. 


Alarde de papiroflexia
María Barros, embarazadísima, se depuró hasta el extremo, fruto de sus ganas de romper con la dictadura de las temáticas que se presuponen a cada desfile. Utilizósu colección como terapia y a la gallega se le puede dar el alta gracias a su magistral trabajo con el algodón, la seda y el tul para moldear unos pliegues que en ocasiones parecían alardes de papiroflexia y otras veces rosas para dar y regalar. En esta misma línea de cuidar el detalle, Teresa Helbig se afanó en convertir el tapete de ganchillo del sofá en minivestidos frescos de verano e Ion Fiz se doctoró en el punto tricotado a mano. Juana Martín optó por los tejidos tecnológicos, los tonos plateados y los estampados de mariposas. Y de Córdoba a los Estados Unidos. Porque de fuera vendrán… Y no continúen con el «de tu casa te echarán». Entre otras cosas, porque Elisa Palomino y Martín Lamothe son de la tierra, aunque bien podrían protagonizar un monográfico de «Españoles por el mundo» enseñando familia y casa de las de embobe.

Bienvenidas y bien halladas. Martín, en vuelo directo de Los Ángeles, donde tiene cuatro tiendas, y con el aval de ser estilista de Cher y Britney. Toma ya. «Me he inspirado en los años 50 de la ciudad californiana, cuando pasó de un pueblo ranchero a convertirse en una ciudad del futuro, con mujeres sexys, inteligentes, independientes y algo masculinas», confiesa Elena Martín. De ahí sus trajes unisex en seda con la estructura propia de los polos del cocodrilo. Pero va más allá: dominio de los tonos chocolates y petróleo y perfección en el traje tweed hecho en paja sólo apto para pasarela.

Palomino también tiene lo suyo. En su currículum aparecen Galliano, Von Furstenberg, Moschino… De ahí que clasificarla simplemente como «vintage» equivalga a topicazo frente a su minucioso trabajo: bordados herencia de los mantones de manila en unas rebecas que pasado mañana le copiarán los «low cost», cortes láser de alguna de sus piezas, kimonos convertidos en básicos y unos vestidos largos dignos de una imponente «reina de los infiernos», como la describe ella. En el limbo parece estar atrapada, sin embargo, María Escote. Se atrevió con la napa y la piel, y no supo cortarla. Y si a las modelos no les sientan bien los shorts, los sujetadores, las mallas y la embriaguez de dorado macarra, imagínense a una mortal.


Camarón inspira
Si quería trabajar el cuero y el oro, más le valdría haber dado un telefonazo a Nicolás Vaudelet. Al sevillano nacido en Francia le dio por inspirarse en la silueta de Camarón. Tanto se mete en el papel, que mientras enseña sus propuestas para El Caballo se atreve incluso a tararear un cante gitano. Pero lo suyo es el dominio de la piel en todas sus expresiones. Ahí están los bolsos que denomina «Frankenstein» en los que combina con maestría todos los modelos de la firma andaluza. Pero va más allá y deja boquiabierto al personal con una torera de plumas, un mono negro interminable y los colgantes que estilizan las medallas de la Virgen del Rocío. Ovación en la grada. Ovación en la grada. Y yo me parto la camisa.


La NBA eclipsa al «cuore» patrio
A las 11 de la mañana y con un vestido de brilli-brilli de Fabrik. O eres una «all star» o no puedes presentarte así en Cibeles. Pero ellas lo valen. Ayer desembarcaron las mujeres de cinco jugadores de la NBA con unos estilismos que se movían entre los modelitos de Michelle Obama cuando pasea por el huerto de la Casa Blanca y los shows de Beyoncé en casa de Oprah Winfrey. Se llevaron los flashes, aunque alguno alcanzó a Paula Echevarría, Nuria Fergó o Isabel Tocino. Han venido a España para grabar un «reality» sobre sus vidas. «Vamos a ir a los toros y de compras», desveló la esposa de Shaquille O'Neal. «I love Ion Fiz», señaló después de que Carmen Lomana presumiera del bolso con su nombre que le ha dedicado el diseñador «Tengo programa, un bolso propio, libro…, ¿qué más puedo pedir?». ¿Qué el saco se lo hubiera dedicado Dior? «Ya sabes que prefiero a los jóvenes valores», atajó.