Alimentación

Alimentación y salud

La Razón
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Tradicionalmente, se identificaba la relación entre alimentación y salud con la salvaguardia de inocuidad del alimento. Primum non nocere. Y los esfuerzos se dirigían (¡y se dirigen!) a evitar que el alimento vehiculase contaminantes biológicos, químicos o físicos que pudiesen alterar nuestra salud. Afortunadamente – y lo escribo convencido– la sociedad pide cada día más. La seguridad no se negocia, aunque nunca debería dejar de ser un valor. Pero la frontera entre la higiene de los alimentos más convencional y la capacidad de aquéllos para dañar nuestra salud o mejorarla, es cada día más sutil. Sin abandonar el concepto clásico de seguridad, pero en clara incursión al terreno de la nutrición, nos desvelamos por extender la seguridad más allá de la población general, controlando aquellas sustancias que pueden ser nocivas para quienes padecen intolerancias o alergias de etiología alimentaria. Aún vamos más lejos en el binomio prevención de la enfermedad / promoción de la salud. Nuestra sociedad nos pide que entremos de lleno en él, ofreciendo alimentos con perfil lipídico más saludable, menor contenido en sal… aunque casi no nos den tiempo a acostumbrar su paladar a la expresión sensorial de esas mejoras. A veces, la propia tecnología alimentaria, que no la falta de voluntad para mejorar, impone serios límites a esa labor de reformular en pos de una composición más saludable. Limitaciones tecnológicas que, de obviarse, acarrearán problemas de calidad o, incluso, de seguridad. Para las empresas del Foro Interalimentario, la respuesta está en la innovación… transversal: En productos, sí; pero también procesos y tecnología. Respondiendo a las necesidades del consumidor.