Fútbol

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Mucho bostezo

La Razón
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El fútbol sin disparos a gol es estomagante. Es natural que con un juego de este estilo la gente se adormile. El bostezo es contagioso y si en un autobús o el metro alguien abre la boca por sueño, inmediatamente hay respuesta colectiva. En el partido Bayer Leverkusen-Barcelona la gente no echó cabezadas porque hacía frío y llovía. El equipo alemán se acuarteló en su terreno y el Barça se apropió del balón para casi nada. Al equipo catalán le faltaba la dirección de Xavi y tampoco tenía lucidez Messi. Iniesta estaba desaparecido en combate.
Con el tuya-mía sin avanzar, con tanto toquecito horizontal, y muchas veces hacia atrás, no se fabrican emociones. Los dos porteros apenas tuvieron presencia. El Barcelona que vivió tantos minutos en la parcela contraria disparó a puerta dos veces en el primer tiempo. El segundo remate fue el gol de Alexis Sánchez. Musicalmente la orquesta barcelonista careció de batuta. Cesc no es otro director. Es músico al que esporádicamente se le puede dar la dirección. En tales circunstancias el ritmo es lento y da la impresión de que los músicos repiten los mismos compases. No es un concierto, sino un ensayo y de ahí que hubiera tanto ritardando. Y lo peor fue que el solista se pasó el tiempo afinando. Afortunadamente Messi marcó el tercer tanto y se dio a conocer. Al Barcelona hace ya más un mes que se le apagaron los faroles y no se le encendieron los grillos. Parece otro. Carece de la chispa de otro tiempo. Hay razones para ello. Anoche tenía obligación de resarcirse de lo ocurrido en la Liga. Necesitaba dar un toque de atención y lo dio en la segunda parte cuando aceleró y logró que el Bayer abriera su muralla defensiva. El Barça marcó tres tantos de modo contrario a su estilo: al contragolpe.