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Hágase lo que se deba y débase lo que se haga por Pere Brachfield

Corría el año 1887 y el alcalde de Barcelona, don Francisco Rius i Taulet, se encontró con que el gran proyecto de la Exposición Universal se había paralizado por falta de financiación.

La Razón
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El primer edil decidió asumir el proyecto con cargo al presupuesto de la ciudad e impulsó su finalización a contra reloj. Ante las reticencias de varios concejales por el gasto que suponía para las arcas municipales dicho proyecto, Rius i Taulet pronunció una frase lapidaria: «Hágase lo que se deba, y débase lo que se haga». Consecuentemente, el plan siguió adelante contra viento y marea, endeudando la tesorería municipal. La Exposición Universal de 1888, realizada en un momento de depresión económica, fue un éxito y revitalizó a la ciudad, dándole proyección internacional. Barcelona despegó económicamente y se situó en el mapa europeo.

La apuesta del alcalde fue plenamente acertada y él pasó a la historia como el que consiguió prosperidad para la ciudad. Sin embargo su máxima sentó las bases del comportamiento futuro de las administraciones públicas. Según un estudio realizado bajo los auspicios de la Plataforma Multisectorial Contra la Morosidad, las AAPP en España figuran entre los peores pagadores de Europa, pagando en promedio a 157 días, mientras que la media europea es de 67. Vale la pena señalar que la Administración debe pagar a 50 días. Cuando las Administraciones Públicas se retrasan en el pago a sus proveedores, se produce el efecto dominó, con lo que las empresas que no cobran se retrasan en el pago de sus propias facturas, de modo que sus proveedores también se convierten en morosos y así sucesivamente.

Pere Brachfield, experto en morosidad y profesor en la EAE Business School