La ex de Cascos no sabe si volverá a casarse por Jesús MARIÑAS

El magno desfile de Mango resultó un punto de encuentro, exaltación de las parejas y no se sabe si principio o remate de la temporada. En él pudimos ver que se imponen el «camel» y «lo casual» a la inglesa en perfecta conjunción. Se nota el aire pretendidamente clásico, es un decir, que imprimen a la colección la exquisita Nati Abascal y su ya casi nuera Laura Vecino. La colección es un prodigio de buen gusto compuesta por mucho punto grueso, alardes de «tweed» de lo más cálido y dorados que realzan una noche que, como la de ese día, los eleva al séptimo cielo. Y no resulta exagerado después de subir a pie los pisos que separan el Salón de Columnas del Círculo de Bellas Artes de su terraza panorámica. Fermín Lucas y Cuca Solana, jadeantes y exhaustos, remataron la escalada, mientras que Jaime de Marichalar desistió cuando los ascensores no daban a basto. Pimpantes acudieron Maribel Yébenes y Cary Lapique. Por allí, sin encorbatar, andaba Emiliano Suárez, una vez superado el trauma de su separación, aunque mantienen rifirrafes con la pensión. No es el caso de Vega Royo Villanova, que contaba su última peripecia sentimental y que había suspendido su boda después de la petición de mano. «Comprendimos que íbamos a equivocarnos», comentaba ante María García de la Rasilla, sentada a la diestra del todopoderoso Isaak Andic, que desmetía su supuesto romance con Cristina Valls Taberner. Gema Ruiz Cuadrado también confirmó que ha dado marcha atrás en su plan casamentero. La ex de Álvarez Cascos, madre de sus dos pequeños, señaló para despistar que sus hijos «ya me llegan por el hombro con sólo 7 años». «No sé cuándo me caso, ni si lo haré», prosiguió. Mientras, Nati aseguraba que aún no sabe quién la vestirá para amadrinar el 6 de octubre la boda de su hijo Rafael Medina. Su hermano Luis ayudó a reclutar famosos para la cita con Mango, entre ellos Cristina Samaranch y Carmen Manzano. También acudió Carla Royo, fiel a Josep Font, quien inaugura tienda en La Pedrera barcelonesa. Bajo su baby rosa, como las cremas búlgaras que fabrica, sobresalían unos antiestéticos zapatones beige a los que no quitó ojo Genoveva Casanova. Sastrón presumía, como Andic, de harén y Pilar Calvo Sotelo y su cuñada ponían seriedad y avidez a tanto famoseo en pos del bueno, bonito y barato.