París
La ultraderecha resurge en Francia a un año de las elecciones
Dos sondeos en menos de dos días y un mismo resultado: la ultraderechista Marine Le Pen se colocaría en cabeza en la primera vuelta de la próxima elección presidencial francesa, por delante de los candidatos de la derecha y la izquierda tradicionales
La escalada de la líder de extrema derecha en las encuestas, a poco más de un año de los comicios, ha desencadenado un seísmo en el panorama político.
Y no sólo porque la candidatura de la recién elegida presidenta del Frente Nacional (FN) sube como la espuma, sino porque por primera vez se contempla un escenario inédito: la eliminación del candidato de la derecha en la primera ronda. Según ese estudio, si Nicolas Sarkozy concurriera frente al socialista Dominique Strauss-Khan, hasta ahora favorito del electorado galo, y a Marine Le Pen, quedaría fuera con sólo un 21% de los votos, a dos y tres puntos respectivamente de sus rivales. Esto es, una reedición del terremoto de 2002, cuando Jean Marie Le Pen desbancó al socialista Lionel Jospin tras la primera ronda, pero al revés.
En otro sondeo realizado el sábado, Sarkozy empataría en segunda posición si el contrincante socialista fuera la actual número uno del partido, Martine Aubry, y se calificaría si se tratase del ex líder del PS, François Hollande, pero siempre por detrás de la hija y sucesora del sulfúrico e histórico líder del FN.
Este espectacular remonte de la extrema derecha respondería a la nueva imagen que Marine Le Pen está imprimiendo al Frente Nacional, con un discurso firme en cuanto a inmigración y laicidad y un tono más social y menos beligerante que el de su padre, con el que estaría canalizando el descontento de muchos votantes de Sarkozy. «Hay un efecto de exasperación de la opinión, el sentimiento de que las fuerzas políticas tradicionales no aportan las respuestas a los problemas», analizaba ayer un experto.
Sin embargo, los dos sondeos, realizados por Harrys Interactive para «Le Parisien», han puesto sobre la mesa la cuestión de la transparencia de las encuestas después de que trascendiera que los consultados recibieron «una incitación financiera» participando en el sorteo de un lote de premios. Una práctica que ayer reconoció la agencia demoscópica, aunque rechazó que dicho incentivo contribuya a influenciar los resultados.
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