Historia
La tarea imposible de acabar con la barriga por José Antonio VERA
Cuando llega esta época del año a todos se nos pone cara de sopa como consecuencia de esa grasa de más que se adosa en la cintura y es tan complicado eliminar. Fundamentalmente por una cuestión estética, aunque sea en realidad mucho más importante todo lo relacionado con la salud. La grasa abdominal es un claro indicio de riesgo cardiovascular o de diabetes, y se ha descubierto también su estrecha relación con el nivel de andrógenos, la hormona sexual masculina, por lo que se dan problemas en este ámbito, amen de considerarse un factor asociado a la demencia. Los individuos con un abdomen prominente pueden ser 2,3 veces más propensos a desarrollar demencia en la senectud, especialmente los poseedores de una barriga dura y firme, que es con diferencia la peor e todas las barrigas.
Por eso es importante declararle la guerra a la tripa excesiva, pues no sólo es estéticamente poco agradable sino que, además, no es nada saludable. Casi el 50 por ciento de los hombres declara que es la barriga la parte de su cuerpo que más querrían cambiar. Las mujeres acumulan los lípidos en forma de celulitis, cartucheras y brazos fofos, pero a los varones se nos va todo a la cintura. De ahí la buena impresión que causan en general las tripas planas de deportistas como Forlán o Cristiano Ronaldo, e incluso de políticos como el mismísimo Aznar. Tal es la obsesión que determinadas marcas de cremas hacen el agosto vendiendo productos presuntamente milagrosos que prometen dejar la barriga sin protuberancia alguna. Algo imposible solo por el efecto sin más de tales complementos, aunque es verdad que hay gente que reconoce haber tenido experiencias positivas al respecto.
Debo reconocer que mi caso no es como para ponerlo de ejemplo. Estoy delgado y difícilmente engordo. Últimamente me preocupé, sin embargo, pues se me estaba poniendo una panza de felicidad algo visible. Decidí tomarme el tema en serio y, tras un plan de ejercicios y cierta dieta, ya la tengo más controlada. No sabría decir con exactitud a qué se ha debido. Hice tres cosas principales y supongo que alguna de ellas debió tener efecto antipanza. O quizás todas juntas. En primer lugar, la dieta: dejé de tomar alcohol salvo algo de vino o una caña con la comida, y rechacé todos los platos grasientos, en especial la pastelería y los dulces.
Un amigo me recomendó una analítica de sangre para detectar mis incompatibilidades alimentarias. Lo hice con cierta incredulidad y me salieron una veintena de productos con diferente grado de dificultad digestiva. Me recomendaron que dejara de tomarlos unos meses y así lo hice. El resultado no deja de ser interesante, aunque tenga mis dudas al respecto. Sin duda bajé peso y también tripa.
En el ámbito del ejercicio me entregué al pilates de tal manera que mi profesora Agustina me ha dejado hecho una piltrafa de tanto sudar con los dichosos abdominales. Además, Marta Robles me recomendó que usara una faja calorífica mientras andaba en la cinta o le daba a la bicicleta. Sudas como un merluzo por la cintura y algún efecto seguro que debe tener en la eliminación de toxinas. Ella por lo menos está estupenda. Después me dijo la farmacéutica que me aplicara una crema reductora, cosa que también hice reconozco que sin convicción.
Lo cierto es que he perdido peso y algo de tripa. El problema es que no sé muy bien cual de las cosas habrá sido mas determinante. Probablemente todas juntas. Dicen los especialistas que lo importante es llevar a cabo un plan global que aúne ejercicio, dieta sana y hábitos de vida saludable.
Aunque tampoco es algo que funcione siempre así. Hay gente que hace mucho deporte y que, sin embargo, no logra perder barriga. Personas que pese a no comer demasiado no logran adelgazar. Ejecutivos que van al gimnasio, pese a lo cual los kilos les siguen subiendo, y adquiriendo una panza horrorosa.
Lo de la barriga cervecera parece que es un mito, pero para mí que es real. Muchas de estas personas siguen tomando sus cervezas y sus vinos. La cerveza hincha y engorda. Y el alcohol, en general, nos llena de calorías vacías que se depositan casi siempre en la dichosa cintura. Controlar el alcohol es fundamental. Pero también lo demás.
✕
Accede a tu cuenta para comentar