Los Ángeles

París se sonroja con el sexo adolescente de Larry Clark

Con el cartel de prohibida la entrada a menores de 18 años por sus rotundas imágenes sobre una juventud estadounidense atormentada que se guarece en el sexo y las drogas, la retrospectiva del fotógrafo y cineasta Larry Clark se nutre de la controversia por su censura para atraer al público en París.

En una inusual decisión, el Ayuntamiento de París ha dispuesto que sólo los adultos puedan contemplar en el Museo de Arte Moderno y hasta el próximo 2 de enero lo que esconde el ojo de un Clark, que durante más de cinco décadas ha capturado en instantáneas de delicada crueldad a humildes adolescentes que buscaban la salida de emergencia de la sociedad que les había tocado vivir.

Desde las primeras fotografías que el realizador de "Kids"o "Ken Park"recogió en su libro "Tulsa"(1971) hasta el peregrinaje de la adolescencia a la edad adulta del patinador venezolano Jonathan Velasquez en un suburbio de Los Ángeles (2003), la cámara de Clark transita por la juventud pobre, triste y resignada del país que le vio nacer.

Es la faceta oscura de quienes sólo encontraron marginación y desesperanza mientras atravesaban la edad de los descubrimientos, ese período en el que los niños aprenden a vivir en un mundo de adultos.
El recurso técnico esencial es la fotografía, en unas doscientas obras en blanco y negro a las que se suman algunas imágenes en color, piezas de collage y una inédita grabación en 16 milímetros.

Penes flácidos, erectos y masturbados, heroína inyectada, pistolas en la sien, sogas alrededor del cuello, orgías, tatuajes, prostitución y tribus urbanas. Un obsceno ejercicio que se acerca a la pornografía, para algunos; una crónica social, para otros.

"Me parece una visión bastante parcial de la juventud en los Estados Unidos, que se limita a la droga y el sexo", explica a Efe Florian Aymard, un decepcionado visitante que ha encontrado pocas fotos, mucha gente y menos provocación de lo anunciado en una muestra que ha dado mucho de qué hablar en París.

En gran medida, la expectación la creó el diario de izquierdas "Libération", que para denunciar la actitud de la Alcaldía ante la obra del artista, el pasado jueves llenó su portada con una instantánea de gran formato del fotógrafo en la que una adolescente desnuda, recostada sobre su pareja en el asiento trasero de un coche, besa a un chico mientras acaricia su pene.

En las páginas interiores del periódico, Clark (1943, Tulsa, Oklahoma) aseguraba que es "ridículo"prohibir a los jóvenes "reconocerse"en un museo y que la única opción alternativa consiste en confinarles en sus casas, mientras descargan de internet pornografía y basura descontextualizada.

Como ya demostró con su polémica cinta "Kids"en 1995, en la que el sexo compulsivo, el sida y las drogas campan a sus anchas por 90 minutos de contundente largometraje, Clark es un cronista social que se mueve con soltura en el universo de la controversia.

Retratar el desnudo más marginal es un recurso del que se han alimentado artistas que van desde el Tintoretto del siglo XVI al Picasso del XX. Pero las instantáneas de 1963 en las que Clark exponía a jóvenes de tupé engominado y camisa de cuadros que jugaban con pistolas y se perforaban las venas con estupefacientes, marcaron tendencia.

Sirvieron, por ejemplo para inspirar al realizador Martin Scorsese, quien mamaría de la incipiente obra del fotógrafo para concebir su aclamada "Taxi Driver"(1976), en la que Robert de Niro daba vida a Travis, aquel inadaptado veterano de Vietnam reconvertido en taxista que perdía la cabeza en la jungla nocturna más repugnante de Nueva York.

Por eso una parte del público que actualmente visita la exposición "Kiss the past hello", la primera retrospectiva del artista en Francia, descubre un arte oscuro pero evocador del que emana una dosis de denuncia contra la explotación, aunque sea ésta del propio individuo sobre sí mismo.

"Me provoca un vacío enorme", comenta a Efe João Denófrio, un brasileño de 25 años que estudia antropología en la capital francesa y que encuentra ciertas similitudes en la denuncia de Clark y la del también brasileño Sebastião Salgado, más allá de la aproximación formal y temática de cada uno de los dos fotógrafos.

Además, agradece Denófrio, el censurado cronista enseña "la parte china, latina e indígena de Estados Unidos", una de las parcelas que refleja la exposición, que muestra la deriva de unas vidas tan breves como desmoralizadas.