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El precio de un buen titular

McAfee publica la sarcástica «¡La exclusiva!», sobre la Prensa«¡La exclusiva!»Annalena McAfeeAnagrama400 págs., 19,90 eur.,(e-book, 15,98).

Escritora y periodista inglesa fue editora del suplemento literario de «The Guardian». Ha escrito cuentos infantiles, traducidos a distintas lenguas, y está casada con Ian McEwan
Escritora y periodista inglesa fue editora del suplemento literario de «The Guardian». Ha escrito cuentos infantiles, traducidos a distintas lenguas, y está casada con Ian McEwanlarazon

Para comprender en toda su extensión algunos libros es necesario conocer la trastienda de su historia. En «¡La exclusiva!», Annalena McAfee parece haberse inspirado para dar consistencia a su protagonista en Martha Gellhorn, una de las corresponsales de guerra más importantes que ha dado el siglo XX y tercera mujer de Hemingway –a quien dedicó «Por quien doblan las campanas»–. A ella nos recuerda Honor Tait, periodista octogenaria que en sus momentos de gloria como informadora conociera el Hollywood de vino y rosas, infinidad de lugares en conflicto y un sinfín de amantes guardados en el cajón de su almario. En una dolorosa metáfora de selección darwinista –es decir, informadores que sólo pretenden ganarse la vida con su noble pluma y quienes están dispuestos a cualquier cosa, léase todo, para lograr el mismo fin–, la gran dama de la pluma se ve obligada por su editorial a recibir a Tamara Sim, debido a la promoción de su libro. La muchacha adolece de formación y rebosa lagunas culturales por sus cuatro costados. Para colmo de males, trabaja en una revista de chismorreos de la que desea salir a toda costa, a merced de una gran entrevista, precedida del mejor titular... Es en tal ínterin verbal, entre ambas, donde transcurre y se desarrolla la novela: la tarea del periodista, sus prioridades, su adicción a la noticia y las estrategias para conseguirlo.

Sin perdón
El gusto de la mujer de Ian McEwan –dato nada frívolo– por la literatura infantil se percibe en esta, su primera novela, al dotarla de una velada fábula, huyendo de solemnidades intensas y lograr que la historia fluya. El objetivo es retratar cómo somos nosotros, los periodistas, nuestras prácticas, defectos, virtudes y diferentes formas de abordar esta bendita profesión a quien internet amenazaba allá por los noventa y que ahora parece haber herido de muerte, u obligarla a reconvertirse. No olvida dejar un regusto amargo, solapado con momentos verdaderamente hilarantes, en unos tiempos en que la profesión –especialmente en Inglaterra– vive momentos bastante delicados, con escuchas, denuncias y prácticas lamentables. Una de las mejores novelas de periodistas –y sobre periodistas– publicadas desde hace tiempo. Cruel, sarcástica y, simple y sencillamente, demoledora. Como diría un profano: «Para hacérnoslo mirar en el gremio».