Copa del Rey

Lisboa

Bernabéu cerrado por reformas

Bernabéu cerrado por reformas
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Siempre por España

Tal vez deba jugarse en el suburbio parisino de Saint Denis, en un campo que se llama nada menos que Stade de France, para escarnio del gabacho.

Algún malvado de los de «a mí la legión» tiene escrito que es hincha del Athletic por ser el único equipo que en todos los partidos alinea a once españoles. En la misma línea argumental, se podría decir que el Barcelona es la espina dorsal de la Selección campeona del mundo, más unos retoques foráneos, y por eso resulta comprensible que el Real Madrid no quiera ceder su estadio para la final de la Copa. Ejército desarmado de la España imperial, si me permiten la paráfrasis de Vázquez Montalbán, los madridistas pretenden que se dispute en Lisboa para así reconquistar el oeste peninsular enviando a estas dos legiones a evangelizar a los vecinos portugueses, ignaros futbolísticos que no conocen vida inteligente fuera de las piruetitas de Cristiano Ronaldo o la expresión hosca de Mourinho. Sería el más audaz movimiento panhispánico desde la Restauraçao de los Braganza. O tal vez deba jugarse en el suburbio parisino de Saint Denis, en un campo que se llama nada menos que Stade de France, para escarnio del gabacho, e inundar de españolía otro de sus templos deportivos en vista de que el Mundial disputado allí no pudimos ganarlo por la inepcia de Clemente y porque Florentino Pérez aún no había domesticado a Zidane. Además, allí entregaría el trofeo Sarkozy y sonaría La Marsellesa al principio, con lo que el realizador de RTVE se ahorraría el bochorno de tener que anular el sonido de ambiente para que no se escuchen los pitos que los recalcitrantes le dispensarían al himno y al Rey en territorio patrio. Hace bien el Real Madrid en sacrificarse porque lo hace por España, siempre por España.

Lucas Haurie

El perro del hortelano

Quizá uno de los problemas del Real Madrid es que parece empeñado en dar importancia a los torneos sólo cuando los gana.

Quizá, efectivamente, el Bernabéu no sea el lugar idóneo para albergar la final de la Copa del Rey. Nos quedó algo más claro la otra noche cuando, en pleno partido contra el Racing, el estadio se quedó sin luz. No estaría bien que sucediera de nuevo y mucho menos en ese encuentro que promete grandes emociones y la conjunción de dos aficiones que van a vivir ese día intensamente, como se viven todas y cada una de las finales del torneo. Es, sin duda, una de las jornadas más bonitas y más especiales que ofrece el fútbol en España donde la emoción trasciende incluso a los colores.
No es extraño que aficionados de otros equipos disfruten también de esa final. Y quizá sea ése uno de los problemas para el Real Madrid, que parece empeñado en dar importancia a los torneos sólo cuando los gana. Estoy convencida de que los abonados más veteranos alucinarán con el giro impuesto por la institución y que consiste en dejar a un lado el tan pregonado señorío para forzar el gesto antipático a las primeras de cambio.
 Parece que en el palco le han cogido gusto a esto de ser los más duritos del barrio, qué le vamos a hacer. La opción del Vicente Calderón, aseguran, no está descartada del todo y esa podría ser una solución, a pesar de que, ya lo saben, está fatalmente comunicado, que es una de las milongas que nos vendieron para llevarnos a la Peineta. Así que, si nada lo remedia, podría ser una de las últimas oportunidades de albergar una final para el estadio del Manzanares.
Llegados a este punto, paro, lo pienso y se me saltan las lágrimas.

María José Navarro