Acapulco
Raphael una estrella de película
Recientemente reivindicado por Álex de la Iglesia en «Balada triste de trompeta», la relación de Raphael con el cine viene de muy lejos. Durante la década de los 70 el fenómeno fan que logró en sus conciertos se trasladó a las salas cinematográficas gracias a las películas en las que participó como protagonista absoluto
El genio de Linares ha participado en once producciones; LA RAZÓN ha seleccionado aquellas en las que lucía con más brillo y, a partir del domingo 6 de marzo, sus lectores podrán disfrutar de sus cinco mejores títulos de manera gratuita, siempre y cuando se adquiera con el diario el ejemplar correspondiente de «Diez Minutos».
Los inicios cinematográficos de Raphael tuvieron un buen guía, Mario Camus. El veterano realizador lo recuerda como «una buena experiencia: Debía ser una historia romántica, leve, con canciones para lanzar al éxito a aquel cantante que empezaba. También trabajé con Sara Montiel, y resultó igual de gratificante», asegura. Fue tal el éxito que cosecharon, que el realizador de «Los santos inocentes» llegó a declarar: «Económicamente, las películas de Raphael me salvaron la vida varias veces». Él prefiere ser más modesto: «¿Tú crees que hay mucha gente que recuerde que mis películas las escribía Antonio Gala y las dirigía Mario Camus? Pues no, pero a mí no me interesa el autobombo».
Repertorio «raphaeliano»
El domingo 6 la colección arranca con uno de estos títulos, «Cuando tú no estás», de 1966. Como tantas otras películas escritas para cantantes narra el ascenso al éxito de un desconocido que acude a un programa radiofónico para amas de casa. Allí se encontrará con una famosa periodista que siente inmediatamente atracción hacia él. Así logra el triunfo personal y profesional, pero entonces empieza a atormentarse a causa de una joven con la que se cruza.
Acabó por resultar un éxito, con 2,8 millones de espectadores sólo en nuestro país, como la siguiente que protagonizaría junto a Camus, «Al ponerse el sol» (1967), en su quiosco junto a este diario el 13 de marzo; la banda sonora de la película contiene algunas canciones fundamentales del repertorio «raphaeliano», que acostumbra todavía a incluir en sus conciertos: «Hablemos del amor», «La noche», «Al ponerse el sol», «Siempre estás en mi pensamiento» y «Noche de ronda»... En esta ocasión, el protagonista, en la cresta de la ola como cantante, tiene que retirarse a una clínica por un ataque de fatiga, pero cuando sale comprueba que ha perdido a su público y tendrá que emplearse a fondo para recuperarlo.
Llegamos a 1969 y los productores quisieron exprimir el tirón del cantante, que protagonizó taquillazos no sólo en Latinoamérica, sino también en Rusia, y llegó a filmar dos películas en este mismo año dirigidas por Vicente Escrivá y con música de Manuel Alejandro, su compositor fetiche. La primera fue «El golfo» (con LA RAZÓN el 20 de marzo), un joven alocado de Acapulco, donde viaja María Ohara, ejecutiva de seguros de una compañía de Nueva York, y que, cómo no, acaba enamorada de él. Pocas semanas después ya estaba rodando «El ángel» (que se entregará el 27 de marzo), sin duda, la película con el contenido emocional más fuerte de la colección: el artista interpreta a un especialista en células fotoeléctricas que a la vez es propietario de una «boite» en la que hace sus pinitos como cantante. Una fuerte crisis espiritual le lleva hasta un covento. Para cerrar la colección, el 3 de abril, «Sin un adiós», también de Escrivá, en lo que podría calificarse como un retrato de una parcela de la vida del cantante: el fenómeno fan. Su alter ego en la pantalla no puede llevar una vida normal. Entonces, descubre la publicidad, se convierte en hombre anuncio y todo se complica aún más. «Todo eso de que te vengan a esperar cincuenta mil fans al aeropuerto, todo eso de que te persigan mujeres por la calle, todo eso lo inventé yo y lo destruí porque ya no me divierte», declaró hace unos años.
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