España
Descontrol y respuesta
Desde el mes de mayo, cuando estuvimos a punto de quebrar, el Gobierno no controla casi nada de lo que ocurre en España. Avanza una reforma y se desdice. Promete que nunca tomará una medida y la anuncia inmediatamente. Declara su independencia y acto seguido se pliega a las presiones extranjeras. Cundía la impresión de que aquí no hay nadie al mando, y menos que nadie Rodríguez Zapatero... El primer paso para poner remedio a esta situación vino con el cambio de Gobierno, aunque los nuevos ministros están ya tan abrasados como sus predecesores. Las medidas de reforma económica tomadas esta semana tal vez hayan tranquilizado a los mercados, pero no resultan particularmente populares. En cambio, una respuesta fulminante y enérgica a una situación de emergencia nacional proporciona una excelente imagen: confianza, responsabilidad, liderazgo. ¿Qué mas se puede pedir? Es lo que los controladores han servido en bandeja al Gobierno al tomar la grotesca decisión de no acudir al trabajo y clausurar el espacio aéreo español un día antes de los cinco días de vacaciones que se iba a tomar mucha gente. Las negociaciones que se han venido manteniendo entre controladores y Gobierno desde el último conflicto, en el mes de febrero, no iban bien. En todo este tiempo, tampoco el Gobierno ha formado a nuevos profesionales para tomar el relevo de una minoría dispuesto al chantaje, ni parece haber previsto que podía llegarse a una situación como esta... ¿O sí? Sea lo que sea, los ministros Rubalcaba y Blanco han podido lucir su disposición a sacrificarse por el bien común –«nosotros, los socialistas, no hacemos puente»– tomando la decisión más arriesgada para un gobierno de izquierdas: declarar el estado de alarma y llamar al Ejército para asegurar el orden público. El patrón de nuestro Gobierno ya no es Pablo Iglesias. Desde ayer se llama Ronald Reagan. El Gobierno socialista, agobiado por su propio descontrol, ha dado un puñetazo en la mesa y ha dejado bien claro quién manda. Es posible que de aquí a las próximas elecciones nos esperen varios momentos intensos, como éste. Los socialistas todavía creen saber cómo se ganan unas elecciones.
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