Cataluña

Tres horas de cola en la Sagrada Familia

La Sagrada Familia vive en un éxito continuo desde la visita del Papa. Las visitas no han dejado de crecer en dos meses.

Los extranjeros que tuvieron la idea de ir en sábado a la Sagrada Familia se encontraron con largas colas
Los extranjeros que tuvieron la idea de ir en sábado a la Sagrada Familia se encontraron con largas colaslarazon

BARCELONA- En los sábados del último mes, la Sagrada Familia ha recibido prácticamente 150.000 visitantes. Las jornadas abiertas del templo barcelonés son un absoluto éxito. Después de la semana pasada, en las que incluso se tuvieron que cortar calles, ayer se amplió el horario de visitas por la tarde. El resultado fue el mismo, largas colas que a primera hora llegaron a ser de cuatro horas. Y a pesar del frío, nadie se arrepintió de su decisión.
Ampliar las fechas
Unas 51.000 personas pasaron ayer por la basílica. A pesar de los anuncios disuasorios de la Guardia Urbana, que durante el mediodía desaconsejaban a los ciudadanos acudir al templo debido a las largas colas. Incluso levantaron anuncios disuasorios en el metro y el centro de la ciudad. No sirvieron de nada, nadie parecía querer perderse lo que es el gran acontecimiento social de este enero. La Sagrada Familia abrió de 9.00 a 18.00 horas para mejorar la afluencia. No se comunicó bien, porque la mayoría de gente se acercó a primera hora. A las doce de la mañana ya habían entrado en el templo 25.000 personas. El nuevo horario se mantendrá el sábado de la semana que viene y se espera que el público escalone más su hora de visita. En todo caso, y mientras se estudia una posible ampliación, será la última jornada de puertas abiertas.
De nuevo, se cortó la circulación en la calle Sardenya, entre Provença y Rosselló. Aunque las colas se repitieron por la tarde, el número de visitantes fue proporcionalmente menor al del pasado sábado, cuando acudieron 43.000 ciudadanos en un horario de visitas cuatro horas inferior. Los que se fregan las manos con esta avalancha de gente son los bares y restaurantes de los alrededores, que triplican su facturación.