Asuntos sociales
Atrapados en su propio sistema
En principio, el campamento era un caos y las por entonces recién constituidas comisiones no estaban bien coordinadas.
Madrid- Comenzaron con ocho, pero hoy ya son 12. No se ponían de acuerdo para dar una decisión oficial o daban varias distintas. En general, los «indignados» se vieron desbordados por la repercusión mediática que tuvieron. Poco a poco, se organizaron mejor y consiguieron asentarse en la Puerta del Sol con nuevas comisiones que velaban por la seguridad y la buena convivencia entre acampados. Ahora el problema radica en la metodología de las asambleas. Estas reuniones a veces se vuelven demasido técnicas y complejas para que puedan ser seguidas por todos. No se centran en ningún tema, sino que cada comisión formula las propuestas que ven oportunas: desde la permanencia del campamento, hasta la modificación de un artículo de la Constitución. La asamblea es como un cajón desastre, en donde entra todo, pero finalmente todo cae en saco roto. En una de las asambleas que se celebró, intervino un hombre gallego de mediana edad que llegó a Madrid para unirse a la causa de la Puerta del Sol. «Nos quedamos impresionados de lo que hicisteis, por eso estoy aquí», afirmó. «Sin embargo, me sorprende que, tras tres semanas aquí, sigáis en el paso de las asambleas. En Galicia, este punto en el que estáis ya lo superamos», explicó. Tras el paso de los días, este ciudadano opina que se estancaron en algún momento y no avanzaron nada. Las asambleas son muy extensas y no se llega nunca a consensos. El sábado fue una de las pocas ocasiones en las que los participantes salieron satisfechos del resultado. «Hoy ha estado muy bien. Hemos hecho muchos consensos. Vamos por buen camino», dijo un hombre. «Es la asamblea más fructífera en la que he estado», concluyó.
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