Jubilación

Sin porvenir

La Razón
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«Yo soy yo y mis circunstancias», escribió Ortega en sus «Meditaciones del Quijote «(1914). Corrían entonces malos tiempos para la España de principios del siglo XX. Habíamos perdido la última reliquia colonial hostigados por EE UU; nos hizo despertar del sueño imperial para contemplar la cruda realidad de sus ruinas. Como ocurre ahora. Una vez arrumbado el ideal de la transición democrática, tan sólo nos queda el ensueño de la ínsula barataria, estado del bienestar social prometido, en el que todavía anda empeñado con notable desvarío nuestro Presidente. Pues, ¿qué significa el haber afirmado en Elche: «No soy yo, son las circunstancias las que han cambiado»? Una vez más, coaccionados por la mano amiga del exterior, hemos comprendido que ya no somos nosotros mismos; que somos una circunstancia. Y, como a Don Quijote, están vigilándonos por si en algún momento recobramos lucidez para ver la realidad. Y no es lo peor carecer de futuro. Pues España cuenta con los jóvenes mejor preparados de su historia. La tragedia actual es tenerlos maniatados por el paro. Son jóvenes que poseen autonomía personal, pero que carecen de la independencia vital necesaria. Según los datos de Eurostat, el 43% de la población activa de España entre 15 y 24 años está en paro frente al 20,07% de media de la UE o el 10,3% de Alemania. Ya comienza a conocerse a esta generación como la «Generación Perdida». Es la cara oculta del paro. La que hace peligrar las inversiones en capital humano realizadas en los últimos años. Los planes de educación han fracasando en incorporar a los jóvenes al mercado de trabajo. Alguien responsable habrá. Porque ahora tenemos futuro, el de la España posible, pero carecemos de porvenir.