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Patxi & Pachi por Javier G FERRARI

La Razón
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Se pronuncian igual, pero se escriben de forma diferente. En España casi todo es diferente aunque en realidad se trate de cosas parecidas, cuando no idénticas. López y Vázquez, los dos Pachis, tienen en común que son socialistas y que, si el próximo domingo se cumplen los augurios de las encuestas, ambos se van a llevar un batacazo en las urnas. El primero tendrá que abandonar el palacio de Ajuria Enea en el que ha estado durante cuatro años gracias a la generosidad política de los populares que, ni agradecidos ni pagados, pueden verse arrastrados en la caída del PSE y perder tres o cuatro de los escaños que ahora mismo tienen en la Cámara vasca. Una Cámara que va a estar dominada por el independentismo, el supuestamente moderado y el de brocha gorda, gracias a la acción conjunta del PSOE y el Constitucional. Quienes le abrieron las puertas a Bildu son los mismos que ahora se van a ver desalojados del poder en Euskadi salvo que se conviertan en gregarios del PNV. Los socialistas tienen principios reversibles, como las gabardinas de los primeros años del desarrollismo cuando con una sola prenda podía combatirse el frío y la lluvia, y esa reversibilidad es la que les ha permitido estar en el poder mucho más tiempo que los populares que casi siempre, y aquí el casi es relevante, además de hacer aquello que está dentro de su ideario, tienen la desfachatez de decirlo provocando que los devotos de lo políticamente correcto se rasguen las vestiduras con enorme eco mediático. Eco al que se le aplica la sordina cuando las inconveniencias, cuando no directamente las barbaridades, las pronuncian o perpetran los nacionalistas o la izquierda, que para eso se han otorgado ellos mismos una superioridad moral que muy pocos tienen el coraje de negarles. Sobre el segundo Pachi, salvo que obre un milagro la cofradía del Nunca Mais, pasará a la historia tan inédito como entró recientemente en ella. La imagen de las sillas vacías en el mitin de Coruña junto a Rubalcaba el pasado sábado parece ser algo más que un presagio.