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Granada

Agua al vino por Julián García Candau

La Razón
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Echar mano de las matemáticas, de las combinaciones posibles, para aventurar las consecuencias de los últimos partidos, es síntoma de no haber hecho los deberes a tiempo. Probablemente, también se podrá afirmar, por el contrario, que tal circunstancia es la que proporciona emoción y convierte el fútbol en espectáculo con intrigas hasta el último suspiro.

Tal y como ha quedado la clasificación tras la penúltima jornada, ha quedado claro, además de lo que se sabía, los dos primeros y el último, que el Valencia, que ha despedido a Emery sin adiós, se ha vuelto a clasificar en la tercera plaza para Liga de Campeones. Lo demás está por definir. Los puestos europeos tienen, desde el cuarto lugar, más aspirantes que nunca y para el descenso sigue habiendo los mismos implicados que en la pasada jornada. Cinco equipos se la juegan y las combinaciones a que se prestan los resultados son múltiples con el agravante de que en el Villarreal-Atlético están en juego descenso y Europa y el Málaga, si quiere confirmar la cuarta plaza, ha de hundir al Sporting, que aún no se da por descendido.

Tal cúmulo de emociones podría significar hasta qué punto la Liga española enumera méritos. Sin embargo, lo racional es echar agua al vino. Entre el primero y el penúltimo, aspirante a la salvación, hay sesenta puntos de diferencia y entre el primero y el tercero, treinta y seis. Las incógnitas finales y la expectación que despiertan no debe difuminar el estado real de la Liga española. Ruina general, concursos de acreedores y enorme desequilibrio deportivo.

Posdata. El Real Madrid, con suplentes, acabó ganando en Granada. La derrota habría sido tildada de fraude.