Barcelona
Xavier Rius: «Todos los progres aspiran a ser pijos»
Con firma propia. Profesión: periodista. Nació: en 1963, en Barcelona. Por qué está aquí: por su libro «Contra la Barcelona progre» (Duxelm).
–«Contra la Barcelona progre». Defina progre.
–Es una etiqueta de la izquierda, aunque también hay progres de derechas. La izquierda debe preguntarse por qué progre es ya un término despectivo.
–¿A qué progres se refiere en su libro mayormente?
–Al tripartito que se fue, al ex alcalde Hereu...
–¿Qué tiene contra los progres?
–Estoy hasta las narices de que me vendan una Barcelona inhabitable.
–¿El progre nace o se hace?
–Se hace, generalmente se hace.
–¿El progre fue primero pijo o luego se hace pijo?
–Se hace pijo. Todos los progres aspiran a ser pijos.
–Me imagino que usted no se considera progre...
–No, no lo soy. Después de siete años de tripartito, por aquí casi todos nos hemos convertido en gente de derechas.
–¿La llamada «gauche divine» dejó malos herederos?
–La izquierda todavía vive del antifranquismo.
–Su prologuista, Manuel Trallero, dice que es usted un animal en extinción. ¿Le está llamando lince, oso pardo o urogallo?
–Creo que me está llamando periodista.
–Afirma Trallero que la izquierda ha convertido Barcelona en un parque temático donde los ciudadanos son perseguidos...
–Perseguidos, no sé, pero parque temático, seguro. Es una ciudad ideal para los turistas. La izquierda ha mitificado Barcelona.
–Y también Woody Allen...
–Bueno, la película de Woody no deja de ser un anuncio.
–¿El gran progre del país?
–Zapatero, sin duda. Ha sido un bluff.
–Pese a que su libro está en catalán, ¿cree que se vendería bien en las puertas del Bernabéu?
–Gran idea. Pero se vendería mejor traducido.
–¿Los indignados son progres o...?
–Los violentos que organizan disturbios violentos son unos imbéciles.
–A uno le tocó la Primitiva y salió corriendo. ¿Qué cree que fue a hacer?
–Seguramente está en Las Bahamas de vacaciones. Ya no está indignado.
–¿Artur Mas es progre o...?
–Creo que no. Tiene que recuperar la cultura del esfuerzo. Si no, acabaremos como Grecia.
–Y no es lo mismo hipotecar el Partenón que la Sagrada Familia...
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