Andalucía
Tomatina
El municipio valenciano de Buñol espera su tomatina agosteña; en Andalucía, sin embargo, ya han comenzado los tomatazos con el escándalo de los expedientes de regulación de empleo que está poniendo en jaque al Ejecutivo de Griñán.
Ni PP ni PSOE tienen interés en el cálculo afinado de los tiros. Esa precisión milimétrica con la que los vaqueros del Western pueden romper por la mitad el pelo al aire de la crin de un caballo. Eso debe ser aburrido. Se divierten más a tomatazo limpio, atándose a la cintura las camisetas manchadas con un nudo marinero, poniéndose de peluca las pulpas destripadas, como hace la hinchada americana que desembarca cada año en Buñol.
Da igual que los expedientes de regulación de empleo los haya aprobado la Junta o el Gobierno central, que los beneficiarios de un ERE tengan ahora un cargo en un partido o hace diez años, que el ERE esté o no financiado por el Gobierno andaluz, que el «intruso» en el expediente no haya trabajado en su vida en la empresa o que haya cumplido más de cuarenta años de servicio. Que el cuñado que se ha llevado la prima sea carnal o político. Lo importante en estos momentos es lanzar el tomate. Y manchar. En eso consiste precisamente la tomatina.
Llama la atención que después de denunciar el Partido Socialista la aviesa intención del PP por censurar que un cuñado de Viera se acogiera al ERE de Cuerotex, este partido use este ERE para hacer justo lo mismo: decir que un exedil popular que dejó el cargo en el año 1995 también cobró la prima. Esta tomatina no ha hecho nada más que comenzar. En agosto, cuando llegue la de verdad a Buñol, seguirá la tomatina andaluza.
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