Jubilación
OPINIÓN: La responsabilidad fiscal es esto
Guillem LÓPEZ I CASASNOVAS / Universidad Pompeu Fabra y Barcelona Graduate School of Economics
La prestación sanitaria pública se encuentra en una encrucijada de difícil solución. Aviso a los defensores de la Sanidad pública: o se ponen las pilas a favor de su reforma sensata u otros lo harán por ellos de una forma desordenada y de consecuencias poco previsibles. Y es que las cosas no pueden seguir así por más tiempo. Sin actuaciones por el lado de la oferta (catálogo priorizado), ni de la demanda (tasas que complementen los ingresos o reduzcan el consumo), el gasto sanitario continuará rompiendo las costuras de lo financiable. En su ausencia, los déficits encubiertos, las medidas de contención burdas y las ganancias de pescadores vuelven a estar al orden del día en nuestra gestión sanitaria. No es un problema de sostenibilidad. Todo es sostenible según sea la voluntad/ ingenuidad/inconsciencia de las partes implicadas. El problema es de solvencia: más recursos sin orientar su finalidad y prueba de coste efectividad no arreglan nada. Más no es mejor, especialmente si consideramos la pérdida de bienestar que genera la fiscalidad para quienes aún tributan, y algunas consecuencia iatrogénicas inesperadas.
Ninguna comunidad autónoma se atreve por el momento a afrontar la situación. Todas esperan que lo haga otro, y si ahora lo mandase el Estado, mejor. Pero ello se contrapone con la responsabilidad fiscal, que no consiste sólo en ser amable con deducciones fiscales y beneficios universales a los ciudadanos, sino en asumir también los retos y encauzar su solución con sensatez. En este sentido, el problema es de todos y no sólo de las comunidades autónomas que se ven empujadas a comerse el marrón de racionar una prestación tan importante como la sanitaria, ante un Estado que con la transferencia parece creer que se ha sacado el muerto de encima.
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