
Presos
Un insulto a la inteligencia

Dice el refrán que Dios los cría y el viento los amontona. Es lo que está sucediendo con los integrantes de la izquierda abertzale habidos y por haber desde que el juez Baltasar Garzón facilitó la excarcelación de Rafael Díez Usabiaga.
Diga lo que diga Interior, el ex sindicalista no fue puesto en libertad para cuidar de su madre sino para coordinar las distintas «sensibilidades» que existen, han existido y todavía son en el entorno terrorista liderado por ETA.
Una actividad por la que debería haber vuelto a la cárcel, ya que con ella viola una de las condiciones de su libertad y, sin embargo, ahí sigue, campando a sus anchas y sin aparecer por la casa de su madre.
Durante estos diez meses fuera, de libertad, el líder del sindicato LAB se ha reunido con el ex director de Egin Pablo Muñoz; con Eugenio Etxebeste «Antxon», interlocutor del Gobierno socialista en los anteriores procesos de negociación; con Iñigo Iruin, intermediario en los mismos procesos que participó «Antxon», y con sus correligionarios Álvarez, Barrena, Etxeberria... Es decir, con todos.
Ante semejante evidencia, el Gobierno tiene la oportunidad de demostrar que es ajeno a lo que se cuece en ese mundo y que detesta y condena esos encuentros.
Bastará con que inste a la Fiscalía General del Estado para que pida su vuelta a prisión. De lo contrario, blanco y en botella, leche; pues eso.
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