Sevilla

Curro Piñana: «El entendido en flamenco es la persona a la que le llega este arte»

Cuando era un niño, en vez de jugar al balón con sus amigos se dedicó a aprender de su abuelo, Antonio Piñana los cantes mineros y los secretos del arte jondo. Observación directa que recuerda con emoción y que ha hecho que el flamenco corra por sus venas. Tanto es así, que el cantaor Curro Piñana (Cartagena, 1974) presentará el próximo 6 de junio su doble cd «Antología del cante minero» en el aula de Cajamurcia, dentro del ciclo «Murcia Flamenca».

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-¿Qué puede desvelar de esta recopilación?
-Esta antología es una recuperación de todo ese repertorio estilístico minero que grabó mi abuelo en los años sesenta con distintas compañías discográficas. También he recuperado cantes que nunca se habían grabado y que quería que no cayeran en el olvido.

-En el disco ha contado con guitarristas como Víctor Monge «Serranito», Juan Manuel Cañizares, Pedro Sierra, Juan Ramón Caro, Tano Moreno, Francisco Tornero y sus familiares Carlos y Antonio Piñana, ¿por qué se ha rodeado de estos músicos?
-Acompañado de estos grandes músicos, y con la utilización de guitarras modernas, he logrado sacar nuevos puntos de vista musicales gracias a las sugerentes armonías que han proporcionado.

-¿Qué temas se suelen tratar en los cantes mineros?
-Temas como la explotación del hombre por el hombre, la muerte en la mina o la pérdida de un hermano o de un hijo.

-¿Qué palos predominan en los cantes mineros del doble cd?
-Predomina el número de mineras.

-Y el cantaor, ¿nace o se hace?
-Nace, pero luego se tiene que hacer.

-Usted acabó la licenciatura en Psicología, ¿es necesaria una dosis de esta ciencia en el flamenco?
-Más que psicología lo que se debe aplicar es la «mundología». El saber estar en un escenario y conocer al público. El flamenco es un arte de sensaciones y estas no se estudian, sino que se sienten. Los eternos temas que se tratan en el flamenco, la vida, la muerte, el amor y el desamor están en los cantes flamencos. Hay que saber lo que tienes que elegir en cada momento cuando estás en un escenario. El entendido en flamenco es la persona a la que le llega este arte, no la que sabe distinguir entre distintos palos.

-¿Cómo ha sido crecer en una familia repleta de flamencos? ¿Por qué se dedicó usted al cante y Carlos y Pepe a la guitarra?
-Somos seis hermanos y yo soy el único que salió cantando. Supongo que será el destino de cada uno, pero haber nacido en una familia de músicos es uno de los mayores privilegios que puede tener un ser humano. La música es una forma de vivir y de sentir. Mi familia se ha entregado en cuerpo y alma a salvaguardar el legado histórico de los cantes mineros. Al cabo de los años también observas que esta transmisión te llena de orgullo y responsabilidad.

-¿Se ha notado algún cambio desde que se declaró el flamenco Patrimonio de la Humanidad por la Unesco?
-No especialmente, pero es que como bien decía Enrique Morente «hacía bastante tiempo que la humanidad era patrimonio del flamenco». Pienso que el flamenco es un arte universal desde siempre y en Murcia hay una afición arrolladora. Este nombramiento es algo que tarde o temprano tenía que llegar y sobre todo era necesario que adquiriese el sitio que tiene hoy en día. Por otro lado, Murcia y Córdoba son las dos únicas ciudades donde se estudia el Grado Superior de Guitarra Flamenca. En Cartagena se puede estudiar el Grado Profesional de Cante Flamenco y en toda Andalucía, solamente en el conservatorio de Sevilla, es posible tener formación en cante. Por lo tanto, en Murcia somos punteros en formación.

-¿Qué otros proyectos tiene a corto y largo plazo?
-Este verano salir de gira porque estoy ultimando la posibilidad de una grabación de un proyecto que hicimos hace un par de años en el festival «Murcia Tres Culturas» con los poemas de Ibn Gabirol y salimos de gira con ese disco. Vamos a ver si tenemos suerte, perfilamos las canciones bien y podemos hacer un próximo disco para cerrar esa trilogía que hice con la misa flamenca, atendiendo a la cultura cristiana.