Elecciones municipales
Hereu admite errores pero reivindica sus logros ante Tura y Montilla
Sola, como en sus últimas comparecencias en público desde que se supo que disputaría a Jordi Hereu la candidatura del PSC por Barcelona, Montserrat Tura hizo acto de presencia en la conferencia que el alcalde ofrece cada año a instancia del Colegio de Periodistas de Cataluña. Llegó con un libro bajo el brazo, «Déu lliçons per Barcelona», de Manuel Solà-Morales, un gesto que se pudo leer como un nuevo desafío a Hereu.
Era la primer vez que el alcalde y la ex consellera coincidían en público desde que ésta anunció que quiere gobernar Barcelona, por lo que a nadie le extrañó el sinfín de disparos fotográficos que se escucharon cuando Hereu y Tura se saludaron con un beso cordial. Tras el cumplido, Tura se sentó entre el primer alcalde que los socialistas tuvieron en la ciudad, Narcís Serra, y José Montilla, que no ha arropado públicamente a ninguno de los dos candidatos en las primarias. Y Hereu subió al escenario para hacer lo que había venido a hacer, un discurso sobre el estado de la ciudad.
Aires de despedida
En un intento de destensar el ambiente, Hereu pidió a los presentes que borraran de sus rostros «esa expresión de gravedad». Admitió que la circunstancias que envuelven la conferencia eran «especiales». Porque el de ayer no sólo era el último discurso del mandato, antes de enfrentarse a unas elecciones que se presentan difíciles para el PSC, sino porque primero militantes y simpatizantes deben decidir si es el idóneo para encabezar la lista.
Tras hacer una breve referencia sobre el contexto en el que se desarrollaba la conferencia, Hereu hizo de tripas corazón y recordó a los invitados que estaba allí –en el escenario del Palau de Congressos de Barcelona–, «para analizar el estado de la ciudad».
A diferencia de otros años, Hereu dedicó más tiempo a repasar la obra de gobierno, que a enumerar sus prioridades para 2011. Concretamente, estuvo casi tres cuartos de hora revisando 2010, con la ayuda de un vídeo inclusive, y apenas dedicó diez minutos al futuro. Al margen de recordar que sus tres prioridades son que Barcelona se recupere de la crisis económica, preservar la convivencia en el espacio público y atender a las personas, y que entre los retos de la agenda para 2020 está el de convertir a la ciudad en motor económico del sur de Europa, no lanzó ningún nuevo proyecto. A Xavier Trias, que acudió como invitado, le pareció un acto «preelectoral» y lamentó que se pagara con dinero público una charla para hace «autobombo».
Fue un discurso más etéreo que concreto, en el que Hereu aprovechó para reivindicar la obra de su equipo de gobierno y a agradecer a sus concejales el trabajo hecho. Aunque también admitió errores, sobre todo, las dimisiones de Carles Martí tras el fiasco de la consulta de la Diagonal, y concejal de Ciutat Vella, Itziar González, entre otras cosas, víctima de la trama de de corrupción que asola el distrito. Hereu sacó pecho ante la mirada de Tura y Montilla. Admitió que Barcelona se puede construir de maneras diferentes, pero reivindicó que su equipo debe seguir trabajando. Exigió a los suyos autoestima y prometió que luchará con la cabeza bien alta.
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